Solemos hablar de la inteligencia artificial (IA) como si fuera algo del futuro, pero esta ya está a nuestro alrededor, como ha quedado demostrado con la pandemia del COVID-19.

7 de julio de 2021, 18:33 PM
7 de julio de 2021, 18:33 PM

La pandemia del coronavirus nos ha demostrado lo rápido que funciona la inteligencia artificial, (IA), y que muchas cosas se pueden hacer de distintas maneras.

Desde el principio, la IA nos ha ayudado a aprender sobre el SARS-CoV-2. Ha ayudado a los científicos a analizar la información genética del virus, su ADN, a gran velocidad, pues para defenderse hay que conocer al enemigo. La IA también ha ayudado a comprender la rapidez con la que muta el virus, y también a desarrollar y a probar vacunas.

¿Qué es la inteligencia artificial?

Una IA es un conjunto de instrucciones que le dice a un ordenador o equipo lo que debe hacer, desde reconocer rostros en los álbumes de fotos de nuestros teléfonos, hasta buscar entre enormes volúmenes de datos los que verdaderamente necesitamos.

La gente suele llamarlos algoritmos. Suena elegante, pero un algoritmo no es más que una lista estática de reglas que le dice a un ordenador: "Haz eso o aquello".

Un algoritmo de aprendizaje automático (ML), entretanto, es el tipo de IA que muchos tememos. Es una IA que puede aprender de las cosas que lee y analiza, y también aprender por sí misma a hacer cosas nuevas. Y nosotros, los humanos, a menudo sentimos que no podemos controlar ni saber lo que aprenden los algoritmos de ML. Pero, en realidad, sí podemos, porque es el ser humano el que escribe el código original.

En resumen, las IAs y los MLs son programas que nos permiten procesar gran cantidad de información, muchos de ellos, datos "en bruto", con gran velocidad. No todos son monstruos malvados que quieren desaparecernos o robarnos el trabajo. Al menos no necesariamente.

¿Cómo ayuda la IA en la lucha contra el COVID-19?

La IA y el ML pueden haber ayudado a salvar algunas vidas durante la pandemia. Se han utilizado en herramientas de diagnóstico que leen un gran número de radiografías de tórax más rápido que cualquier radiólogo. Eso ha ayudado a los médicos a identificar y controlar a los pacientes con COVID-19.

En Nigeria, por ejemplo, la tecnología se ha utilizado a un nivel muy básico, pero práctico, para ayudar a la gente a evaluar su riesgo de infectarse. Las personas responden a una serie de preguntas en línea y, en función de sus respuestas se les ofrece asesoramiento médico a distancia o se las deriva a un hospital.

Sus creadores, una empresa llamada Wellvis, afirman que gracias a esa tecnología ha disminuido el número de personas que llaman innecesariamente a los teléfonos de control de enfermedades.

Corea del Sur: pruebas de COVID-19

Una de las cosas más importantes que hemos tenido que manejar es averiguar quién está infectado, y hacerlo con celeridad. Y en Corea del Sur, la inteligencia artificial ha dado a los médicos una ventaja. Cuando el resto del mundo aún se preguntaba si había llegado el momento de aplicar el primer confinamiento, una empresa de Seúl utilizó la IA para desarrollar una prueba de COVID-19, en apenas unas semanas. Les habría llevado meses sin la IA.

Fue algo "inaudito", dijo Youngsahng Suh, jefe de ciencia de datos y desarrollo de IA de la empresa Seegene, en una entrevista con DW. Los científicos de Seegene pidieron las materias primas para los kits el 24 de enero, y el 5 de febrero ya estaba lista la primera versión de la prueba.

Era solo la tercera vez que la empresa utilizaba su "superordenador” y el análisis de Big Data para diseñar un test. Pero algo deben haber hecho bien, porque a mediados de marzo de 2020, los informes internacionales sugerían que Corea del Sur había realizado el test a 230.000 personas. Y, al menos durante un tiempo, el país fue capaz de mantener el número de nuevas infecciones por día relativamente estable.

"Y estamos actualizando constantemente eso a medida que salen a la luz nuevas variantes y mutaciones. Esto permite a nuestro algoritmo de aprendizaje automático detectar también esas nuevas variantes", afirma Suh.

Sudáfrica: detectando una tercera oleada

Otra de los problemas más importantes que se manejó fue el seguimiento del modo en cómo se propaga la enfermedad -especialmente las nuevas variantes y sus mutaciones- a través de una comunidad y de un país a otro.

En Sudáfrica, los investigadores utilizaron un algoritmo basado en la IA para predecir los futuros casos diarios confirmados de COVID-19. Este se basó en los datos del historial de infecciones anteriores en Sudáfrica y en otra información, como la forma en que la gente se desplaza de una comunidad a otra.

"La gente pensaba que la variante beta se iba a extender por todo el continente y coparía nuestros sistemas de salud, pero con la IA pudimos controlar eso", dice Jude Kong, quien dirige el Consorcio de Innovación de Datos e Inteligencia Artificial África-Canadá.