También este año, los turistas de juerga en Mallorca se pasan de la raya: demasiado alcohol y poco civismo. La isla no los tiene bajo control.

29 de junio de 2023, 14:25 PM
29 de junio de 2023, 14:25 PM

Miguel Cañellas, presidente de la asociación vecinal del barrio Las Maravillas, que abarca la mayor parte de la zona turística más importante de Mallorca, observa con preocupación lo que sucede en la Playa de Palma. "La situación es peor que en los otros años”, dice a DW. "Por supuesto que aquí vivimos del turismo, pero tenemos que poder vivir en paz”. Y eso hace tiempo que ya no es posible. "Muchos de los que viven aquí ya no quieren salir de su casa. Tienen miedo”, afirma.

Decenas de bares y alcohol por todas partes

La famosa zona de fiesta, algo alejada de la capital de Palma, está otra vez en manos de turistas con ansias de festejar. Sobre todo, futbolistas aficionados alemanes, grupos de mujeres y de compañeros de borracheras disfrutan allí, como todos los veranos. Pero la Playa de Palma es también el destino elegido por decenas de miles de españoles graduados de secundaria del continente, que quieren celebrar por todo lo alto. Decenas de bares y discotecas bordean el paseo marítimo de la playa, de más de cinco kilómetros de largo.

"El problema es que la gente festeja en la calle”, dice a DW Juan Miguel Ferrer, gastrónomo. En 2015 fundó la iniciativa Palma Beach, cuyo objetivo es hacer de la zona turística un lugar de calidad, en lugar de bares de banqueta y cerveza. "Divertirse y festejar, eso no es problema, pero, por favor, no en la calle”, pide.

"Situación alarmante” en la Playa de Palma

Aunque la Asociación de Hoteleros de la Playa de Palma -que reúne a 144 hoteles- se esfuerce, según dijo a DW, "para que la juerga no sea el único motivo para venir" y ofrece el lugar como destino de turismo familiar, la realidad es bien distinta. Al menos en el verano. Música a todo volumen saliendo de equipos portátiles, la arena llena de botellas de cerveza vacías, personas ebrias tambaleándose por todas partes, olor a orina, a cerveza, a bronceador y a frituras. Y el alcohol se puede comprar en los supermercados cercanos.

Las asociaciones de hoteleros, gastrónomos y dueños de discotecas hicieron una declaración pública donde denuncian la "la alarmante situación de incivismo, que se ha vuelto insostenible en Playa de Palma". "La falta de control en el consumo de alcohol en la vía pública y la ausencia de normativas administrativas efectivas para sancionar dichas conductas están comprometiendo gravemente tanto el presente como el futuro de esta importante zona turística”, llamaron la atención las tres asociaciones,

La administración de la ciudad intenta desde hace años controlar el problema, y hay consenso sobre que ya no se desea la llegada del "turismo del consumo de alcohol”. Este "es diametralmente opuesto al objetivo de mejorar la competitividad de la isla a través de un turismo sostenible, responsable y de alta calidad", según la "Ley contra el turismo de excesos", de 2020. Pero esos intentos no han tenido éxito hasta ahora.

Vecinos piden más policías

No solo el sector hotelero y de gastronomía y entretenimiento pide "medidas enérgicas" a las autoridades. También los vecinos quieren más vigilancia con patrullas policiales, que brillan por su ausencia en la playa. Un modelo posible sería el que sigue Ámsterdam, donde las contravenciones se multan en la calle y deben ser pagadas en el acto. 

Pero en la Playa de Palma "simplemente hay muy pocos policías”, dice Miguel Cañellas, de la asociación vecinal. Las patrullas en motocicleta o automóvil no sirven de nada, explica. Los policías deberían ir de a pie por las calles y hablar directamente con los turistas.

Pero lograrlo no es tan fácil, ya que multar las contravenciones es complicado en España por tratarse de personas extranjeras. Hasta ahora, la ciudad de Palma de Mallorca no ha encontrado una manera eficiente de penalización en estos casos. 

Según un portavoz policial, el marco jurídico español no permite solicitar en el acto el pago de una multa impuesta en virtud de una ordenanza municipal. Y por eso a los policías no les queda más remedio que levantar el dedo índice en señal de advertencia si alguien vuelve a portarse mal en la Playa de Palma.

(cp/el)