Ante las negociaciones entre el gobierno de Venezuela y la oposición, en México, reina el escepticismo en cuanto a las expectativas de elecciones justas y de una mayor democratización en el país

24 de agosto de 2021, 16:45 PM
24 de agosto de 2021, 16:45 PM

El gobierno de Venezuela y la oposición se proponen seguir negociando a comienzos de septiembre, tras la ronda de conversaciones sostenida desde el 13 hasta el 15 de agosto de 2021 en Ciudad de México. La comunidad internacional espera acuerdos y avances significativos que abran el camino hacia una solución para la crisis venezolana, dando paso a unas elecciones transparentes, libres y justas.

Entre los diferentes puntos del Memorando suscrito en México se destacan el levantamiento de sanciones y el restablecimiento de derechos, la garantía electoral -configurando un cronograma para elecciones que incluyen las parlamentarias y las presidenciales- soluciones a la emergencia humanitaria y el restablecimiento de las instituciones democráticas. En cuanto a elecciones, el gobierno de Venezuela habla de "acordar las condiciones necesarias para que se lleven a cabo los procesos electorales consagrados en la Constitución”, en el marco de un levantamiento de las sanciones.

Para algunos observadores, el hecho de que en el Memorando de Entendimiento, publicado por la Gaceta Oficial el 18 de agosto de 2021, se mencione al "Gobierno de Venezuela”, supone que la oposición está reconociendo la legitimidad del Gobierno de Maduro, la cual, hasta el momento, negaba. Para otros, la participación del gobierno venezolano en estas negociaciones demuestra que acepta sus limitaciones ante la urgencia de poner fin a las sanciones para aliviar la situación de la población.

¿Indica esto un cambio de perspectiva de la oposición en cuanto a la demanda de un cambio inmediato en el poder? "El documento es interesante porque muestra un encuentro razonable en un punto medio”, dice a DW Belén González, profesora de Gobernanza Sostenible en la Universidad Leuphana de Lüneburg y en el Instituto de Estudios Globales y Regionales (GIGA) de Hamburgo. Considera que hubo una apertura del gobierno de Nicolás Maduro, al reconocer a la oposición, y también un paso adelante por parte de la oposición, enfocado al objetivo de corto plazo de las elecciones regionales del 21 de noviembre. Otro aspecto a destacar es la petición de la oposición de que haya observadores internacionales en las elecciones.

"En estas negociaciones, tanto el gobierno como la oposición están bastante desgastados. La situación económica y humanitaria en Venezuela es catastrófica”, indica la analista. Según ella, el gobierno de Maduro está buscando un cierto tipo de legitimidad "en cuanto a que tiene la capacidad de gobernar Venezuela”.

"No creo que haya habido un reconocimiento de la institucionalidad del gobierno de Venezuela por parte de la oposición”, dice por su parte a DW el profesor Benigno Alarcón Deza, director del Centro de Estudios Políticos y de Gobierno de la Universidad Católica Andrés Bello, abogado y especialista en Seguridad y Defensa, desde Caracas. "Hay que recordar que siempre que se ha discutido eso, el tema estuvo fundamentado en cómo el gobierno realizó las elecciones presidenciales en 2018 y las parlamentarias en 2020. No hubo una capitulación de la oposición, sino el intento de negociar, sin mucho entusiasmo, lo cual se justifica por las experiencias anteriores”, asevera. Pero "no hay una renuncia a generar un cambio político, y es el deseo de todos que ese cambio político sea de la manera menos traumática posible”, señala.

La aspiración de la oposición de crear un gobierno paralelo en Venezuela estuvo impulsada sobre todo por fuerzas internacionales, como EE. UU., la Unión Europea y el Grupo de Lima, que recientemente admitieron su fracaso en el intento de que Maduro se retirase del poder.

Oposición venezolana en busca de unión

"La oposición venezolana sigue estando fragmentada. Hay grupos opositores maximalistas que boicotean este proceso de negociación porque no representa sus intereses”, explica Maryhen Jiménez Morales, investigadora postdoctoral del Latin American Centre de la Universidad de Oxford, en entrevista con DW. Y agrega que, por primera vez en mucho tiempo, sectores moderados, como el de Henrique Capriles, que buscaban una estrategia de alta presión externa, ahora convergen en torno a esta plataforma.

Sin embargo, "no se puede pensar que la oposición ya no tiene ambiciones de un cambio de régimen político. Pero tal vez este sea el inicio de un proceso de reflexión profunda que los lleve a abrazar la nueva realidad y a negociar cambios graduales sin dejar a un lado la ambición legítima que es el cambio de régimen político para, en el mejor de los casos, iniciar el proceso de democratización”, indica. Y menciona también la urgente necesidad de que el gobierno garantice los derechos humanos.

Para Belén González, tanto la línea dura, liderada por Guaidó, como los partidos que hacen más concesiones, buscan legitimarse. "Pero los más moderados quieren tantear desde adentro del sistema político si cuentan con el apoyo popular”. Maduro, por otra parte, "se juega en esto al cien por ciento a lograr atraer la voluntad popular para que siga votando por él, por el Partido Socialista Único de Venezuela (PSUV)”. A muchos de la élite económica y militar venezolana "les conviene que Maduro siga en el poder, hay mucha gente que depende de las estructuras actuales para conseguir trabajo, o para conseguir una caja de comida semanal”, recuerda.

También está por verse si a raíz de estas negociaciones se desarticularía el rol de Juan Guaidó, que fue reconocido como "presidente interino” por más de 50 países, incluidos los miembros de la Unión Europea, hasta el 6 de enero de 2021. La decisión de Guaidó, con su partido, Voluntad Popular, y la de Henrique Capriles, de Primero Justicia, de participar en las negociaciones "refleja la voluntad de ser parte de ese proceso", subraya González, "ya no como representante del Estado, sino como parte oficial de la oposición”. Para Alarcón Deza, Guaidó sigue teniendo un papel simbólico, el de "un referente con quien hablar” para actores externos, y evita una dispersión mayor de la oposición.

Así las cosas, ¿cuál sería la nueva e incipiente estrategia de la oposición para lograr una salida a la crisis? "La oposición está optando por un cambio más gradual, lo cual no es de extrañar, dado lo que han probado en los últimos cuatro años”, dice Belén González.

"Necesitan definir un programa, una visión de país... La población conoce el programa autoritario y de mala gestión del gobierno, pero ¿cuál es la identidad de la oposición, más allá de ser anti Maduro o antichavista?”, cuestiona Maryhen Jiménez Morales. A nivel macropolítico, sostiene, "la oposición política venezolana tiene una gran tarea por hacer”.

Los expertos son escépticos en cuanto a cifrar grandes expectativas en estas negociaciones. "Creo que en este momento hay una aproximación muy pragmática: la oposición sabe que no tiene medios para desplazar al gobierno del poder, y busca elecciones, y el gobierno busca un levantamiento de las sanciones. Cualquier levantamiento de sanciones implica concesiones que lo acerque a elecciones justas. Hay muy pocas posibilidades de que lleguen a un acuerdo, porque si hubiese elecciones justas, el gobierno tiene altas probabilidades de perder”, afirma Benigno Alarcón Deza.