Los comerciantes ven un enfriamiento en la demanda de productos de la línea blanca y línea negra. Hay cierto optimismo en la economía individual

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12 de febrero de 2017, 5:00 AM
12 de febrero de 2017, 5:00 AM

Mira una y otra vez, abre la puerta, consulta con su esposa, pregunta y vuelve a preguntar si el precio es igual con factura, hasta que al final, ante la negativa del vendedor de bajar el costo de heladera, Jorge Mendieta, sale del negocio para probar suerte en otro lugar.


En otro negocio cercano al que entro Jorge, está Susana Rojas que hace más de dos años que anda tras la cocina de sus sueños, es de seis hornillas, con un horno amplio que también puede calentar con electricidad, luego de guardar parte de su aguinaldo y algo de su sueldo de febrero Susana hará realidad su deseo.
“El año pasado por la misma fecha también pude comprarme una lavadora, tener un sueldo seguro ayuda mucho”, dijo Susana.


Para Raúl Moreno, que desea cambiar de televisión, el panorama no es muy claro, debe recortar algunos gastos pues considera que algunas cosas están subiendo de precio y que al final debe priorizar y gastar en lo que realmente necesite y esperar un poco más para tener su Smart TV.


El comportamiento cauto y celoso de los potenciales clientes en la  capital cruceña de acuerdo con la medición de la confianza de los consumidores, realizado por el Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales, José  Ortiz Mercado (IIES-JOM) de la Universidad Autónoma Gabriel René Moreno, refleja que de los 1.082 encuestados el 31,98% considera que tendrá menos posibilidades, que el año pasado, para la compra de un televisor, lavadora o un mueble, mientras que un 27,08% considera que tendrá menos posibilidades que la gestión pasada para la compra ropa, zapatos o alimentos.


Si bien es cierto que en la medición el 47,69% considera que en 2017 tendrá la misma posibilidad para adquirir algún producto de la línea blanca o línea negra, Luis Delgado, especialista en economía del consumo, afirma que la relativa confianza de los consumidores cruceños se apoya principalmente en su economía personal y familiar, a diferencia de otras regiones de Bolivia, pues la capital cruceña es más dinámica y en promedio con mejores ingresos que el resto de país.


Cabe señalar que de acuerdo con la Fundación Milenio con datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) de Santa Cruz en 2015 fue de 7%, en tanto el nacional llegó al 6,50%, mientras que el aporte cruceño al PIB del país en la gestión pasada fue del 28%, siendo el departamento que más aporta a la economía.


Otro dato es que según el Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE) en julio de 2016, Santa Cruz se convirtió en el principal exportador de Bolivia, con ventas por $us 1.013 millones y de acuerdo con Fundempresa, a diciembre de 2016, es el segundo departamento, el primero es La Paz con 88.422 empresas, con mayor base empresarial, pues cuenta con 80.625. 


Sin embargo, desde el Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral y Agrario (Cedla), remarcaron que debido a la actual situación económica del país, el 70% de los gastos que realiza una familia está centrado en la alimentación, transporte, educación y salud y en un menor porcentaje a los gastos relacionados con el entretenimiento o con la compra de artículos para el hogar.

La economía
En el estudio realizado por el Iiesjom, de las personas consultadas un 34,47% considera que la situación económica del país será peor dentro un año, mientras que son más optimistas cuando se trata de sus finanzas personales, ya que el 37% de los entrevistados considera que será mejor que la del año pasado.


Sobre el tema, desde la Federación de Empresarios Privados de Santa Cruz indicaron que las empresas dedicadas a la oferta de alimentos mantendrán sus niveles de venta y en algunos meses del año las superarán.
Mientras que las compañías importadoras de línea blanca y línea negra tendrán un trabajo más duro para captar el interés de las personas y así buscar el incremento en sus ventas