El premio subraya la relevancia de las instituciones en el progreso económico, destacando el enfoque cruceño como un caso ejemplar para la región

14 de octubre de 2024, 11:08 AM
14 de octubre de 2024, 11:08 AM

El Premio Nobel de Economía 2024 que recayó a los economistas: Daron Acemoglu, James Robinson y Simon Johnson, destacados por sus estudios sobre el impacto de las instituciones en el desarrollo económico a lo largo de la historia, genera eco en Bolivia, debido a la relación directa que estos autores han tenido con el modelo de desarrollo económico de Santa Cruz al 2061, un plan estratégico que busca sentar las bases para el crecimiento sostenible de la región, asegura el economista Cristian Aramayo.

El Modelo de Desarrollo Económico de Santa Cruz al 2061 es una proyección a largo plazo que busca consolidar a Santa Cruz como un motor económico sostenible y competitivo tanto en Bolivia como en la región. Este modelo se basa en tres ejes fundamentales: el económico, el político y el cultural.

 El sistema económico se enfoca en mejorar la competitividad y diversificar las industrias, mientras que el sistema político busca implementar reformas que garanticen la viabilidad del desarrollo. El aspecto cultural, por su parte, asegura la sostenibilidad del modelo, considerando el alma e identidad cruceñas.

El modelo cruceño y las instituciones

Cristian Aramayo, economista boliviano, sostiene que este galardón subraya la importancia de las instituciones como motor del desarrollo. Los estudios premiados demuestran que las instituciones no solo establecen las "reglas del juego" en una economía, sino que son un factor determinante para asegurar la prosperidad a largo plazo.

“El modelo cruceño, basado en tres sistemas interrelacionados —económico, político y cultural—, se apoya en instituciones sólidas que favorecen la competitividad y la sostenibilidad”, sostiene el especialista.

Estudio

Los trabajos de Acemoglu, Robinson y Johnson se sitúan en la misma línea de investigación de otros premios Nobel, como Douglass North, que también han destacado el papel crucial de las instituciones en la economía comparada.

En este contexto, Aramayo, asegura que el análisis del desarrollo cruceño, presentado recientemente, encuentra en los estudios premiados un respaldo teórico, demostrando que su enfoque no solo es descriptivo, sino analíticamente sólido.

Ejemplifica que la trayectoria de Santa Cruz como ejemplo de éxito contrasta con casos de estancamiento, como Argentina en el siglo XX o Detroit en Estados Unidos, donde la mala gestión institucional condujo al declive económico.

“En cambio, ejemplos como el de Santa Cruz, junto a países como Botsuana o Singapur, destacan cómo un enfoque institucional adecuado puede transformar la economía de una región”, asegura.

Expectativas para Bolivia

Siguiendo su análisis, el especialista asegura que el Nobel de Economía 2024 plantea una reflexión para Bolivia, un país que ocupa los últimos lugares en cuanto a calidad institucional. Para él, este reconocimiento debe impulsar la protección y promoción de instituciones sólidas, esenciales para el progreso económico y social.

“El modelo de Santa Cruz al 2061, está basado en principios de competitividad y sostenibilidad, podría ser clave para replicar un éxito a nivel nacional, siempre que se priorice el fortalecimiento institucional”, aseguró.

Agrega que el premio Nobel refuerza la necesidad de seguir investigando y promoviendo un marco institucional robusto, tanto en Santa Cruz como en el resto de Bolivia, como base fundamental para el desarrollo sostenible y el bienestar de las futuras generaciones.