Los analistas observan como algunos desafíos conseguir financiamiento externo de manera rápida, inyectar liquidez a las familias, a las empresas y al sistema financiero, entre otros

19 de octubre de 2020, 15:26 PM
19 de octubre de 2020, 15:26 PM

Tres analistas desmenuzaron el escenario económico que le tocará al nuevo Gobierno, luego de que el conteo rápido de Ciesmori reflejara como candidato electo a Luis Arce Catacora, del Movimiento Al Socialismo (MAS), con un abrumador 52,4% a nivel nacional.

Para Wálter Morales, doctor en Economía y director del Banco Central de Bolivia, la economía se encuentra fuertemente golpeada, tanto por la desaceleración estructural que venía sufriendo desde hace muchos años, por el excesivo intervencionismo y negativas señales al sector privado, interno y externo, pero sobre todo en la coyuntura por los efectos de la pandemia.

“Estos dos elementos configuran un escenario que nos muestran la peor caída de actividad económica de la historia conocida”, dijo Morales.

Pese a todo ello, señala que se recibe una economía estable con aún amplio espacio para impulsar la reactivación. Asimismo, dice que puede beneficiarse positivamente de muchas medidas encaminadas que aún no terminaron de mostrar sus efectos o se vieron perjudicadas por el contexto político.

Para el experto, los desafíos que enfrentará el nuevo Gobierno consistirá en hacer reformas estructurales para un estado moderno y eficiente. Ello implica, que el sector privado es el motor de la economía y el Estado principalmente regulador, rector y redistribuidor efectivo.

En tal sentido, sugiere que se debe achicar el aparato estatal de manera significativa, y los incentivos privados, tecnología y conocimiento deben ser tales que permitan generar oportunidades que capturen y mitiguen pérdidas de empleo concurrentes, como también desarrollar programas sociales inteligentes para los menos favorecidos y vulnerables.

Lo más complejo que le tocará enfrentar al nuevo Gobierno, según Morales, es mejorar la gestión administrativa de la economía y la operativización de medidas urgentes.

Por otro lado, el economista José Alberti destaca que el candidato elegido Luis Arce, por ser de formación economista, comprende las leyes y el funcionamiento de la economía y cuáles deberían ser las políticas económicas que nos encaminen hacia un crecimiento económico de largo plazo, sostenible y de calidad.

“Arce también tiene claro de dónde proviene la riqueza y la prosperidad de las naciones. Por lo tanto, implementar políticas económicas del populismo del Siglo XXI podría llevar a Bolivia a empeorar la estabilidad económica y la pobreza”, observa Alberti.

En ese sentido, pensando en Bolivia debería en primer lugar restablecer la institucionalidad, es imperativo contar con instituciones independientes y transparentes. Se deben acabar los interinatos y la dedocracia. Hay bolivianos brillantes que a través de concurso de méritos y exámenes de competencia puedan ejercer la conducción del BCB, Aduana, ASFI, entre otras instituciones económicas. Esto promovería la certidumbre y confianza de los consumidores e inversionistas, dice el economista.

“Dado el contexto externo desfavorable agudizado por la pandemia del Covid-19, se requiere mejorar la eficiencia del gasto público, por un lado, hay que reducir el gasto corriente a través de la implementación de un gobierno electrónico y compacto. En la misma línea hay que priorizar el gasto inversión en sectores intensivos en mano de obra como la agropecuaria y la construcción, entre otros”, sugiere Alberti.

Finalmente, dice que se debe luchar contra la corrupción, la misma es un lastre para el desarrollo social, y nos cuesta en términos del PIB alrededor del 1% anual. “Esto permitiría contar con más recursos para potenciar un sistema de salud y educación de calidad, que hoy no contamos”.

En su análisis, el experto en economía, José Gabriel Espinoza sostiene que el 2020 ha sido un año muy atípico con demasiadas presiones sobre la economía boliviana con un nivel de gasto extraordinario, y aparte de eso la economía boliviana venía con problemas desde 2014, con un conjunto de déficits fiscales que sumaban más de Bs 110 mil millones, pero además con caída de reservas, tan solo en 2019 se habían perdido $us 2.800 millones de reserva. 

Además, Espinoza dice que el 2019 fue un año sumamente estresante para la economía en términos de salida de depósitos de la banca, pérdida de reservas, inestabilidad e incremento de las expectativas negativas en la población que se exacerbaron sobre todo entre octubre y noviembre de 2019. Eso significó que buena parte de los recursos y de los ahorros que tenían las personas y las familias se consumieron para inicios de 2020.

“A eso hay que sumarle el bloqueo legislativo que evitó el ingreso de recursos al país, aunque esto también dado el nuevo escenario donde el MAS ha ganado en primera vuelta y va a asumir el Gobierno en noviembre, le permite ejecutar algún ingreso de recursos, tanto por el lado de la emisión de bonos soberanos como por la emisión de créditos que ya estaban contratados para el 2020", explicó.

No obstante hubo una estabilización de las expectativas negativas, las reservas se han mantenido en $us 6.500 millones, los depósitos se han incrementado y están relativamente por encima de los niveles alcanzados previos a las elecciones de 2019, eso significa que se ha recuperado el dinero que había salido del sistema bancario, y además de eso la liquidez del sector del sistema financiero está hoy día en niveles similares a los del 2016 o 2017, es decir, niveles en los que la economía estaba creciendo a un ritmo aceptable, dijo Espinoza. 

En ese sentido, el experto señala que, si bien la economía que está recibiendo Luis Arce está golpeada como todas las economías del resto del mundo, es mucho más estable que la que había dejado en 2019.

Observa como principales desafíos para el nuevo Gobierno conseguir financiamiento externo de manera rápida, inyectar liquidez a las familias a las empresas y al sistema financiero, y reactivar tanto el consumo como la oferta vía sistema de rentas básicas universales o transferencias como bonos, pero sostenidas en el tiempo y por el lado de las empresas a través de crédito barato.