La pandemia y el desarrollo de los canales digitales empieza a transformar la estructura tradicional de la agencia

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8 de febrero de 2022, 7:19 AM
8 de febrero de 2022, 7:19 AM

Por Wálter Vásquez


La expansión geográfica de las entidades del sistema financiero llega ya al 81% de los 339 municipios del país, un avance que representa un aporte a la inclusión financiera en Bolivia e incluye elementos de transformación de los canales de atención.

Datos de la Autoridad de Supervisión del Sistema Financiero (ASFI) dan cuenta de que entre 2007 y 2021 la cantidad de municipios con presencia de bancos, mutuales, cooperativas o instituciones financieras de desarrollo se incrementó de 81 (25%) a 276 (81%).

“Esto significa que solamente el 2,4% de la población no contaría con cobertura física de servicios financieros”, informó a EL DEBER el secretario ejecutivo de la Asociación de Bancos Privados de Bolivia (Asoban), Nelson Villalobos.

“Este nivel de cobertura es una clara muestra de los esfuerzos de la banca para llegar geográficamente a todos aquellos lugares donde se cuenta con medios de comunicación, como internet, y donde existe adecuada infraestructura para asistir oportuna y eficientemente a esos puntos de atención”, destacó.

Al momento, indicó el ejecutivo, nueve de cada 10 puntos de atención (91%) fueron desarrollados por la banca, un trabajo que busca incidir en el acceso y uso de los servicios financieros, y que fomenta la inclusión financiera.
En 2019 la cobertura municipal del sistema financiero fue del 69%, del 72% en 2020 y un 81% el año pasado. “Las inversiones han sido continuas (...). Las entidades siguen incrementando su cobertura geográfica, en el marco de lo que establece la reglamentación vigente”, sostuvo el directivo.

El Plan de Desarrollo Económico y Social (PDES) 2021-2025 fija como meta la cobertura del 100% de los municipios en este y los próximos tres años.
El analista Jaime Dunn calificó como “positiva” la expansión geográfica del sistema financiero en el camino de lograr una mayor inclusión en estos servicios.

No obstante, agregó, “falta mucho por hacer” en materia de inclusión. Este trabajo se debe enfocar principalmente en la integración al sistema del 62% de la población que está en un segmento de bajos ingresos; en ampliar la red tecnológica, que aún no ha llegado a todos los rincones del país; y en el desarrollo de políticas públicas que incentiven la formalización de la economía. 

El Índice de Inclusión Financiera (IIF) de Credicorp refleja esta situación, ya que otorga a Bolivia una nota baja del 39% sobre 100 en materia de acceso, uso y calidad de los productos bancarios.

Mientras se logren estas tareas, la ampliación de los servicios financieros marcha a paso acelerado en su rama digital, una labor --no obstante-- que está supeditada a la expansión de la red nacional de internet.

De acuerdo con el IIF, en 2019 el 44% de la población tenía acceso a este servicio. A esto se suma la “lentitud” de la red y sus elevados costos, sostuvo Dunn. 

“Para el sector bancario, es importante generar espacios de coordinación que permitan continuar avanzando en cobertura, de la mano de las bondades de la tecnología, principalmente del aumento de la cobertura de municipios con acceso a internet, de modo que se complementen los puntos de atención físicos con los servicios digitales”, dijo Villalobos. 

Pese a la pandemia, las inversiones en servicios digitales han sido también continuas, remarcó, lo que permitió que el sector bancario en su totalidad pueda ofrecer los servicios de banca por internet y banca móvil.
En 2021, Asoban registró crecimientos importantes en las órdenes electrónicas de transferencias de fondos (27%) y en los pagos por QR (de $us 36 a 450 millones).

La emergencia sanitaria y este mayor dinamismo en la banca digital tienen un impacto en la infraestructura financiera física.
Miguel Solís, gerente de División Gestión del Desarrollo Humano del Banco de Crédito, considera que actualmente el formato tradicional de las agencias está migrando hacia la atención en canales digitales y hacia la apertura de puntos de atención financiera en tiendas, ferreterías, farmacias y otros sitios que son más cercanos a la gente. La pandemia, agregó, ha hecho más fuerte la apuesta por la atención electrónica que por la expansión geográfica física de los servicios del sector.

“La población con acceso a la tecnología prefiere la atención a través de los canales digitales antes que acudir a una agencia en la que se implementan protocolos para evitar los riesgos pandémicos, los que causan colas y mayor tiempo de espera”, ejemplificó.

Banco Ecofuturo, informó, a su vez, que “partiendo de las necesidades de su público”, convirtió ocho agencias fijas en oficinas externas, “para mejorar los niveles de eficiencia en la atención a los clientes, sin afectar la cobertura geográfica y la presencia del banco en área rural alejada del país”.

El Banco Ganadero -el que más cajeros automáticos (ATM) instaló en 2021- indicó que “mantiene una política de inclusión financiera transversal” y que “invierte importantes recursos” en ampliar sus sitios de atención.

Hasta el año pasado, los bancos instalaron 3.726 corresponsalías, 1.428 cajeros automáticos, 1.115 agencias fijas, 346 oficinas externas, 166 ventanillas de cobranza, 102 sucursales, 11 agencias móviles y cinco oficinas feriales,
“Frente a la actual realidad, en el Banco de Crédito hemos migrado a un formato de agencia más pequeño, más de barrio, antes que seguir acrecentando una infraestructura tradicional que ya no nos hace sentido”, sostuvo Miguel Solís.

Unión, Prodem y Fassil llevan la delantera

Los bancos Unión, Prodem y Fassil son los que más agencias instalaron en las provincias del país, mientras que Fassil, FIE y Unión son los que mayor presencia de estos puntos de atención tienen en las ciudades.
De acuerdo con un reporte de la Autoridad de Supervisión del Sistema Financiero (ASFI), el Unión tiene 92 agencias provinciales, Prodem cuenta con 72 y Fassil posee 56.

En las ciudades, Fassil lidera el sector con 124 sucursales o agencias urbanas, en tanto que FIE tiene 92 y el Banco Unión registra 89.
Los cinco bancos con menos agencias en las provincias son el de la Nación Argentina (0), el De la Comunidad (0), el De Crédito (2) y Fortaleza (5). El Nacional de Bolivia (BNB) y el Económico se disputan el quinto lugar, con 7 agencias cada uno.

En Bolivia hay, al cierre de 2021, un total de 6.628 puntos de atención financiera en el área urbana y 905 en el área rural, según datos de la ASFI. En otras palabras, de 7.533 puntos financieros, el 88% está en las ciudades y el 12% en el campo.

La banca cuenta con 826 agencias y sucursales bancarias en las ciudades y 406 agencias provinciales, según la información a la que accedió este medio, que no incluye datos sobre corresponsalías, cajeros automáticos, oficinas externas, ventanillas de cobranza, agencias móviles y oficinas feriales.

Los datos se conocen luego de que el Índice de Inclusión Financiera (IIF) de Credicorp concluyera que en Bolivia, Colombia, Chile, Ecuador, Panamá, Perú y México los grupos menos incorporados al sistema de intermediación financiero son las mujeres, los mayores de 60 años, las personas de menor nivel socioeconómico y educativo, y la población rural.

Nelson Villalobos, secretario ejecutivo de la Asociación de Bancos Privados de Bolivia (Asoban), reconoció como “principal desafío” para el sector el proporcionar servicios financieros en zonas con reducida densidad poblacional, ya que “contar con un punto de atención físico requiere de servicios básicos y de recursos físicos y humanos en la zona.

La Ley 393 de Servicios Financieros establece que los servicios financieros rurales deben promover y fortalecer las organizaciones económicas productivas, artesanos, cooperativas, asociaciones de productores, y micro, pequeñas y medianas empresas comunitarias agropecuarias, piscícolas y forestales maderables y no maderables de acuerdo con su identidad cultural y productiva.

El IIC detalla que Bolivia obtuvo un puntaje en inclusión financiera de 38,9, ligeramente por encima del bajo promedio regional (38,3). El país se ubica a la mitad del ranking en las dimensiones de acceso (39,3) y de calidad percibida (56,9). Sin embargo, tiene el nivel más bajo de la región en la dimensión de uso (20,7).


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