Ambas organizaciones apoyan abiertamente al Movimiento Al Socialismo (MAS), pero se acusan entre sí de avasallar tierras en la Chiquitania. Un dirigente campesino a escala nacional niega que estén divididos

24 de abril de 2022, 4:00 AM
24 de abril de 2022, 4:00 AM


El conflicto por la posesión de la tierra enfrenta a dos alas duras del partido de Gobierno. Se trata de los interculturales y el sector campesino que se agrupa en la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia (Csutcb). Ambas organizaciones se declaran aliadas y respaldan la gestión del Movimiento Al Socialismo (MAS). Pese a este factor común, las cosas no andan bien entre ambos sectores. Ambos bandos se acusan de avasallamiento de tierras y de tener el favoritismo de algún sector de la administración estatal. El INRA guarda silencio.

Los primeros en acusar son los dirigentes de la Federación de Interculturales que revelaron que integrantes de la ‘Única’ avasallaron y desalojaron por la fuerza a tres comunidades de su sector en la zona del Porvenir, un área de al menos 30.000 hectáreas, ubicada en el municipio de Pailón.

El conflicto incluso llegó a los estrados judiciales. Los interculturales iniciaron un proceso por la toma ilegal de las comunidades El Cardo, Agrofloresta y Entre Ríos cuyos integrantes, según ellos, fueron desalojados por la fuerza. Además, acusaron a los campesinos de la Única de ser los responsables de los diferentes casos de toma de predios registrados en la Chiquitania cruceña, y que fueron atribuidos a su sector.

Todo lo expuesto está registrado en una denuncia realizada en la Fiscalía de Pailón y en cartas cursadas al Instituto Nacional de Reforma Agraria (INRA), la Contraloría General del Estado e incluso al presidente del país, Luis Arce Catacora. En los documentos, los interculturales exponen la supuesta situación irregular y hacen notar las anormalidades en el proceso de saneamiento, que, según ellos, priorizó a los integrantes de la Csutcb.

Desde que el presidente Arce, asumió las riendas del país, la Chiquitania (Santa Cruz), se convirtió en una especie de polvorín donde la tenencia de la tierra genera tensión. A la fecha, son varias las denuncias por la toma forzada de tierras realizadas por dirigentes cívicos, comunidades indígenas y empresarios privados. Todos señalaron a los interculturales como responsables de esta situación.

Pero esta vez, por primera vez dirigentes del sector salen a aclarar. Milton Morales, secretario ejecutivo regional de las Comunidades Interculturales de la Gran Chiquitania, señaló que como dirigente no puede permitir que el nombre de su organización sea usado como sinónimo de avasallamiento de tierras, un delito penado por ley.

El dirigente acusó de forma directa a dirigentes de la Única de ser los responsables de todos los hechos de avasallamientos, tanto en tierras fiscales, como comunidades indígenas y predios privados. “Para los de la Única, los interculturales no deberíamos existir en este predio y menos en la Chiquitania. El tráfico de tierra lo están haciendo los hermanos campesinos, porque tierra en la zona chiquitana no hay. Todo está distribuido. Son integrantes de la Única y no podemos tapar el sol con un dedo. Son ellos porque se los ha visto peleando”, sostuvo.

Morales apuntó directamente al dirigente Heber Justiniano, a quien acusó de ser uno de los responsables del avasallamiento de las tierras de los interculturales, incluso dijo que dirigía una organización criminal, y no respetó un acuerdo firmado entre ambas organizaciones donde se comprometían a acatar los límites entre las comunidades de la Única y su sector.
EL DEBER consultó a Justiniano, pero negó las denuncias realizadas por los interculturales.

En su descargo dijo no conocer a fondo el problema; sin embargo, acusó a los interculturales de ser los avasalladores de predios en el Porvenir, en las tierras de la empresa Bolibras. 

En 1992, el entonces diputado, Miguel Urioste, denunció documentalmente que un ministro del entonces presidente, Jaime Paz Zamora, aprovechando su cargo hizo titular casi 100.000 hectáreas. Este escándalo derivó en la intervención del Consejo Nacional de Reforma Agraria (CNRA) y la posterior creación del INRA. 

En este sentido, Justiniano dijo que por años los campesinos lucharon para acceder a tierras en ese predio y que de la noche a la mañana surgieron comunidades interculturales recién llegadas que incluso lograron el aval del Gobierno para asentarse en esa zona.
Es más, aseguró que son los interculturales “los que están ocupando las tierras de los hermanos campesinos”. “Cuando comenzamos a pelear por esta tierra no había interculturales. Fuimos los de la Única los que peleamos, ahora aparecen los interculturales”, dijo.

Acusó al INRA de ser la máxima responsable de esta situación y señaló que es necesario que la entidad estatal realice una verificación sobre esta situación.
Pero Morales indicó que, de las 30.000 hectáreas destinadas a la distribución de tierras en el Porvenir, cerca de 22.500 están en manos de los campesinos, mientras que los interculturales cuentan con 2.500 hectáreas y el resto está en manos de la Confederación de Pueblos Indígenas del Oriente Boliviano (Cidob).

“Esa distribución demuestra que existe un claro favoritismo hacia los integrantes de la Única. Solo pedimos que se respeten las tres resoluciones emitidas por el INRA, ya van tres años de proceso en el tribunal agroambiental y el tribunal constitucional y tenemos toda la documentación para demostrar nuestra legalidad”, señaló.

Justiniano insistió en que su sector desde hace año peleó para tener acceso a esas tierras e insistió en responsabilizar a las autoridades nacionales de esta situación.

“Acá hay un claro favoritismo hacia un sector”, sostuvo.
Ever Rojas, secretario ejecutivo de la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia (Csutcb) coincidió con Justiniano en afirmar que los interculturales han encabezado el avasallamiento de tierras, no solo a su sector sino a otras organizaciones como los indígenas afiliados a la Cidob. 

“Estamos preocupados por los avasallamientos realizados por los interculturales y no solo en la Chiquitania sino en otros departamentos. Los convocamos a una reflexión y que depongan esa actitud, para no tener ese conflicto”, dijo.
Además, sostuvo que convocarán a una reunión de alto nivel con el viceministro de Tierras, su sector y los interculturales para tratar de zanjar este tema. 

Pese al marcado distanciamiento entre ambas organizaciones, Rojas asegura que no hay división en las organizaciones que conforma parte del ala dura del MAS y que solo existen malos entendidos que son mal interpretados por la prensa, provocados por algunas personas. 

“Todos estamos unidos. En el aniversario del MAS todos hemos festejado en el departamento de Oruro cuando se convocó a una concentración. No estamos divididos”, señaló.

Si bien coincidió con Justiniano en algunos aspectos, Rojas acusó al dirigente de ser un conspirador y de buscar la división interna de su sector.

“El señor Herber Justiniano ha comenzado a dividir y ha conspirado con la dirigencia nacional de la Csutcb porque en ningún momento lo hemos acreditado. Si pretende desconocer a la actual dirigencia es porque tiene intereses personales”, señaló.
Agregó que incluso perdió las elecciones en la Chiquitania.

Ante estas declaraciones, Justiniano señaló que él fue elegido por 7.000 campesinos en un congreso realizado en Pampa Grande. Es más, señaló a Rojas de intervenir la autonomía de la Federación Única de Trabajadores Campesinos de Santa Cruz.
Acusó a Rojas de violar los estatutos del sector y de imponer a una dirigencia a dedo, sin el respaldo de las bases campesinas.

“Han realizado un congreso con gente de la zona urbana, con vecinos de El Torno. Yo fui elegido por ser campesino de verdad”, afirmó.
Para esta nota, EL DEBER hizo llegar unas preguntas al INRA, pero hasta el cierre de edición no contestaron.
También se llamó al director nacional de la entidad, Eulogio Núñez, pero indicó que se encontraba en una actividad en el departamento de Potosí y no podía atender.