Empresarios ven que la ausencia de diálogo entre el sector público y privado, excesivas regularizaciones y altas tasas impositivas y una política laboral, que no incentiva la productividad, ahuyentan inversiones en el país

20 de febrero de 2022, 9:49 AM
20 de febrero de 2022, 9:49 AM


Los flujos de inversión extranjera directa (IED) mejoran y alcanzan un desempeño positivo en Bolivia. El reporte de balanza de pagos y posición de Inversión Internacional de Bolivia del Banco Central de Bolivia (BCB) al tercer trimestre de 2021, publicado el miércoles, refleja que los ingresos de inversión directa bruta alcanzaron los $us 635 millones y se concentraron en los sectores de hidrocarburos, minería e industria manufacturera.

En el primer semestre de 2021, la IED recibida alcanzó a $us 481 millones, mostrando una mejora con relación a los primeros semestres de 2019 y 2020, y que se explica por la mayor reinversión de utilidades producto de la reactivación económica interna, así como por la recuperación de los precios internacionales de commodities. Los sectores que percibieron mayor reinversión de utilidades fueron hidrocarburos ($us 148 millones), minería ($us 114 millones) e industria manufacturera ($us 87 millones). 

Por país de origen, los flujos de inversión provinieron principalmente de Suecia ($us 144 millones), seguido por España ($us 136 millones), Países Bajos ($us 60 millones) y Perú ($us 39 millones). Los recursos procedentes de Suecia se concentraron en minería e industria manufacturera; de España, en mayor medida al sector de hidrocarburos; de Países Bajos, fueron percibidos por hidrocarburos e industria manufacturera; y los flujos provenientes de Perú, se destinaron esencialmente al sector de la industria manufacturera.

En noviembre de 2021, en su discurso de primer año de gestión, el presidente Luis Arce resaltó que en el primer semestre de 2021 Bolivia registró una recuperación del 459,4% en IED con relación al mismo periodo de 2020, un logro que, dijo, deja ver que existe “mayor confianza de los inversores del exterior para desarrollar sus proyectos en territorio boliviano”. 

El mandatario insinuó que en 2020 la imagen del país estaba deteriorada, producto de la actuación del gobierno de transición de Jeanine Áñez entre noviembre de 2019 y octubre de 2020. En consecuencia, dijo, la IED cayó “al nivel más bajo” de los últimos años y llegó a un monto de $us 162 millones.
Ese mismo mes, el ministro de Hidrocarburos y Energías, Franklin Molina, anunció el Plan de Reactivación del Upstream que proyecta una inversión de $us 400 millones para el presente año, que se destinará para ejecutar proyectos de exploración y explotación hidrocarburífera para reponer reservas e incrementar la producción de gas y petróleo.

El ministro afirmó que se trabaja en la adecuación de la norma vigente para acompañar el plan. “La Ley N.° 3058, promulgada en 2004, cumplió su ciclo y se deben hacer ajustes porque el sector de hidrocarburos necesita de fuertes inversiones, pero a la vez requiere una nueva visión debido a cómo se está desarrollando la industria y las perspectivas para los próximos años”, comentó Molina.

En esta coyuntura, para Henry Oporto, director ejecutivo de la Fundación Milenio, urge reorientar la política hidrocarburífera con el propósito primordial de captar una corriente masiva de inversiones, principalmente para la exploración de nuevas reservas de gas natural y petróleo y revertir así la tendencia menguante de la producción y las exportaciones. 

Para alcanzar dichos objetivos, cree que el primer paso es la aprobación de una nueva ley de hidrocarburos, que establezca un sistema tributario para las etapas de exploración y explotación, flexible y progresivo en función de los niveles de producción, restitución de reservas y precio final de venta. 

A juicio de Oporto, esta es una condición necesaria a fin de incentivar el interés de las compañías petroleras de invertir capital de riesgo, con un horizonte de largo plazo. “Es imperioso un sistema de licitación de áreas, claro y transparente, que brinde seguridad y confianza a las empresas”, expresó.

Voluntad política
A decir del presidente de la Confederación de Empresarios Privados de Bolivia (CEPB), Luis Barbery, la evidencia muestra que en los últimos años la IED ha caído a niveles mínimos e incluso fue negativa en 2019 y 2020, y la poca que se ha recuperado en 2021se dirige a las industrias extractivas o se trata de inversiones planificadas. 

El problema tiene que ver, a juicio de Barbery, con la debilidad de la institucionalidad, la legislación desfasada y la informalidad. “Tenemos graves problemas en el empleo, la presión sobre las empresas formales y el crecimiento sostenido y uniforme. Si no sumamos la inversión pública, la privada y la extranjera, esos problemas se van a acrecentar hasta volverse críticos”, anotó el líder de la CEPB. 

Hizo notar que Bolivia dependerá por muchos años más de sus recursos naturales no renovables como los hidrocarburos y la minería, especialmente el gas y los minerales estratégicos de alta demanda. Empero, insinúa que se debe hacer un gran esfuerzo para mejorar las condiciones que generen el interés de los capitales extranjeros en esos sectores. 

Barbery juzga que se debe promover inversiones en energías alternativas que tienen gran potencial pero que precisan recursos económicos, tecnología y mercados para desarrollarse adecuadamente. 

Pero, además, insinúa que hay sectores de gran crecimiento e importancia como los alimentos, estos es agricultura y ganadería, que deben ser fortalecidos no solo para el mercado interno, sino para la exportación y no únicamente en los productos que ahora son exitosos como la soya y la caña de azúcar, sino los llamados superalimentos -quinua, amaranto, almendra, entre otros-.

“Si logramos impulsar la mitad de estas propuestas, con participación del sector público, el empresariado nacional y la inversión extranjera, podremos dotar de empleo decente a millones de bolivianos que hoy viven en la informalidad, seremos un país altamente competitivo y con acceso a tecnología”, insinuó Barbery. 

Para su par de la Federación de Empresarios Privados de Santa Cruz (Fepsc), Jean Pierre Antelo, cuando las normas se modifican constantemente es imposible generar un clima de inversiones. “La seguridad jurídica es fundamental para incentivar la IED”, insinuó.

Expresó que muchos países vecinos después de la pandemia han apostado por atraer inversiones del exterior con el propósito de reactivar la economía, generar fuentes de empleos formales y crear una sólida industria de exportación. Cree que la demanda urgente de recursos que tiene el país está en el sector energético, agroindustrial y productos no tradicionales como la carne, la quinua y el litio. 

A juzgar por Antelo, los factores que ahuyentan las inversiones extranjeras son la ausencia de diálogo entre el sector público y privado, las excesivas regularizaciones y altas tasas impositivas y una política laboral que no incentiva la productividad y formación continua. “Sin olvidarnos de los altos índices de contrabando que destruyen las pocas inversiones extranjeras en el país en el sector industrial”, puntualizó. 

Adecuar la Ley de Inversiones
En criterio del presidente de la Cámara Nacional de Industrias (CNI), Ibo Blazicevic, la IED es fundamental para el sector manufacturero puesto que permite incrementar la productividad y la competitividad de las empresas, y, a su vez, contribuir al crecimiento y desarrollo del país en el actual contexto económico que requiere crecimiento a dos motores: inversión pública e inversión privada. 

Dejó entrever que para incrementar la inversión extranjera en Bolivia en el sector industrial es fundamental actualizar y modernizar el sistema laboral, contar con un sistema tributario más competitivo y adecuar la Ley de Inversiones que actualmente permite participación privada sólo hasta el 49% en la propiedad en las asociaciones público-privadas y no existe posibilidad de administración de la empresa por el sector privado. Juzga que se debe promover las alianzas público-privadas. 

Recursos frescos o genuinos
Desde el Centro Boliviano de Estudios Económicos (Cebec), dependiente de la Cámara de Industria, Comercio, Servicios y Turismo de Santa Cruz (Cainco), expresan que en una situación como la actual en la que se requieren fondos frescos o genuinos, la inversión extranjera es una alternativa para el financiamiento al crecimiento de la actividad y del empleo. 

Describen que en Bolivia los flujos de Inversión Directa (ID) en 2019 y 2020 fueron negativos $us 265 y $us1.018 millones, respectivamente. “La ID se fue del país en términos netos”. 

Creen que se debe promover aquellos sectores con menos flujos de ID como el turismo, el comercio y la construcción, que son intensivos en empleo.
Al respecto, cifras oficiales dan cuenta que, al tercer trimestre de 2021, la ID bruta en hotelería y restaurantes fue nula; en comercio llegó a $us 46,2 millones, por debajo de los registros de similares periodos de 2020 ($us 56,7 millones), 2019 ($us 63 millones); y, por su parte la construcción solamente recibió $us 4,2 millones.

Otro sector, según el Cebec, que en su momento promovió la llegada de importantes influjos fue el sector oleaginoso, con efectos positivos en la producción y exportación nacional. Asimismo, destacan la industria sucroalcoholera de Santa Cruz. 

Asimismo, el Cebec piensa que se debe fortalecer el capital primario del sistema financiero con flujos de ID para mejorar la solvencia del sistema y dinamizaría la canalización de fondos prestables.