La fundación privada sostiene que la deuda pública de Bolivia ya llegó al 82% del PIB en 2021. La buena noticia de la evaluación del país está en la solidez del sistema financiero

25 de junio de 2022, 13:29 PM
25 de junio de 2022, 13:29 PM

Una crisis política en ciernes, gobernabilidad debilitada, inestabilidad social, falta de concertación y ausencia de políticas de Estado son los actuales problemas que afectan la confianza y la seguridad de la economía, según la Fundación Milenio, que recalca que el progreso económico y la estabilidad política se condicionan mutuamente.

“Estos problemas pueden bloquear la corrección del rumbo económico” y pueden ocasionar “el desperdicio de las oportunidades existentes. Si ello ocurre, Bolivia puede quedar atrapada en el estancamiento económico y la inestabilidad política y social”, advierte el último informe de la fundación sobre la economía boliviana.

El estudio identifica también al bajo nivel de divisas, a la dificultad de financiar el déficit fiscal y al incremento del costo y volumen de los combustibles importados como los riesgos más importantes que podrían “deslizar la economía por un escenario crítico”, y advierte que el país aún afronta restricciones, tensiones e incertidumbres generadas por factores externos como el conflicto bélico en Europa.

El estudio contiene una serie de análisis documentados del sector externo, el desempeño económico y fiscal, la gestión monetaria y financiera y la situación del empleo y la pobreza, además incluye una investigación minuciosa sobre la situación, problemas y perspectivas de la tarifa Dignidad.

En 2021, “el desempeño de las finanzas públicas se caracterizó por la expansión del gasto, lo que se tradujo en un déficit fiscal del 9,2% del PIB, el segundo más alto en ocho años. Los ingresos tributarios no llegaron a cubrir los gastos corrientes del Gobierno. Las empresas estatales continúan mostrando resultados exiguos y algunas afrontan problemas financieros y de mercado", cita el informe.

"La dificultad de financiar el desequilibrio fiscal con crédito externo ha acelerado el crecimiento de la deuda interna, principalmente a través del crédito neto del BCB y los títulos emitidos por el TGN. En 2021, la deuda pública escaló al 82%, en circunstancias en que las tasas de interés en los mercados internacionales están al alza”, indica el documento.

Con respecto a la política monetaria del BCB, Milenio considera que “su principal problema tiene que ver con la pérdida de reservas internacionales y, sobre todo, el continuo drenaje de divisas", que el año pasado "disminuyeron en $us 738 millones".

Sobre las exportaciones, Milenio considera que éstas se favorecieron de las altas cotizaciones de minerales y oleaginosas. Un contraste notable se dio en las exportaciones de gas natural, afectadas por la declinación en la producción, lo que conllevó al descenso en la producción de los líquidos, con el consiguiente aumento de la importación de combustibles.

Para el segundo trimestre de 2022, el saldo comercial entre la venta de gas y la compra de combustibles es ya negativo: se exportó gas por un valor de $us 649 millones frente a 662 millones  de combustibles importados.   

La inversión extranjera directa registró una cifra positiva de $us 594 millones, después de dos años de cifras negativas. "El aumento de la inversión se explica más por la reinversión de las utilidades de las empresas que por nuevos flujos de inversión directa, que siguen siendo escasos", se explica.

Para Milenio, la buena noticia para la economía boliviana es la solidez del sistema financiero. “Los depósitos y los créditos crecieron en 6,9% y un 4,1%, respectivamente, con relación a 2020".

Por otro lado, también señala que la situación de crisis mundial ha configurado una coyuntura desafiante para Bolivia y una ventana de oportunidad para transformaciones económicas estructurales.

“La demanda mundial de productos y servicios que Bolivia puede ofrecer como alimentos, minerales, servicios de la industria digital y energías; el ascenso de precios; la existencia de recursos naturales y la capacidad instalada de nuestra industria contienen un potencial productivo que puede ser desarrollado con políticas correctas, eficaces y oportunas”, indica el documento.   

Para aprovechar estas oportunidades, se requiere de reformas en la política económica y en el modelo de crecimiento, de apertura y liberalización económica, de innovación tecnológica, de integración a los mercados globales, promover las inversiones como motor de expansión, modernización y diversificación productiva.