Fidel Flores recordó que el crecimiento de la superficie de siembra fue de apenas un 3% en relación al ciclo anterior

13 de diciembre de 2022, 16:00 PM
13 de diciembre de 2022, 16:00 PM

Debido a la menor disponibilidad de agua, la producción total de soya, maíz, sorgo, girasol, trigo y chía se redujo en 5% en relación a 2021 y en 11% en comparación con 2020, informó la Asociación de Productores de Trigo y Oleaginosas (Anapo).

En la del trigo se obtuvo un total de 103.000 toneladas, un 44% menos que en 2021, La productividad promedio llegó a apenas 0,87 t/ha, “una de las más bajas de los últimos 25 años en Santa Cruz”.

En el caso del girasol, se tuvo una producción total de 173.000 toneladas, lo que significa una disminución de 16% con relación al anterior invierno. La productividad bajó de 1,32 a 1,04 t/ha.

En la del maíz, en 2022 se llegó a una producción total de 453.000 toneladas, que implican una disminución de 28% con relación a la gestión 2021. El rendimiento promedio cayó de 4 a 2,82 t/ha.

En los cultivos del sorgo, la producción en 2022 llegó a 712.000 toneladas. Esta cifra representó un aumento de 29% comparada con la del invierno anterior -que también presento pérdidas por sequía-, pero implica una caída del 100% en contraste con el invierno de 2020, cuando las condiciones climáticas fueron normales para el desarrollo del cultivo.

En el caso de la chía, en 2022 se alcanzó una producción de 4.800 toneladas, con un aumento de 68% comparado con el invierno anterior debido a una subida de 0,14 t/ha a 0,24 TM/ha en la productividad promedio. De todas maneras, este crecimiento aún es inferior a la productividad promedio obtenida en invierno 2020, que fue de 0,53 t/ha.

Fidel Flores, presidente del directorio de Anapo, recordó que el crecimiento de la superficie de siembra fue de apenas un 3% en relación al ciclo anterior y lamentó que aún no se haya podido concretar el pacto productivo por la soberanía alimentaria del país propuesto de forma reiterada al Gobierno nacional, una alianza cuyo único objetivo es establecer una agenda público-privada que genere condiciones adecuadas para garantizar la producción de alimentos.

En este marco, reiteró que las principales demandas del sector productivo son el acceso al uso de semillas genéticamente modificadas para los cultivos de soya, maíz y trigo; la seguridad jurídica para las tierras productivas; la lucha frontal contra el contrabando de productos agropecuarios; y la certidumbre de acceso a mercados externos, entre otras relevantes. 

“Esperamos una señal clara del Gobierno”, remarcó.