30 de noviembre de 2021, 5:00 AM
30 de noviembre de 2021, 5:00 AM

Si hay algo que las empresas y organizaciones aprendieron en los últimos dos años -protagonizados a nivel mundial por la pandemia y por las crisis política y económica en Bolivia-, sin lugar a dudas es la importancia de la capacidad de adaptación.

Paros, confinamientos, nuevas restricciones por semana, hechos armados y otros fenómenos fueron constantes (e impredecibles) y las habilidades blandas fueron puestas a prueba. ¿El resultado? Quienes ya contaban con dichas habilidades desarrolladas -y que comenzaron a promoverse a inicios de siglo-, partieron con notable ventaja en relación a las que se mostraban reacias a, por ejemplo, las innovaciones tecnológicas.

¿Qué esperar del 2022? Por un lado, y en el mejor de los escenarios, estamos hablando del fin de la pandemia en Bolivia en el último trimestre, lo previsible es que ese ansiado momento llegue en el primer semestre de 2023. Lo que implica que habrá regulaciones esporádicas por parte de gobiernos locales según la tasa de vacunación y el impacto de las posteriores olas.

En cuanto a las habilidades, recordemos que estos dos años fueron de constantes crisis y, por tanto, las curvas de aprendizaje fueron en permanente ascenso; las lecciones aprendidas deben ser consolidadas y formalizadas priorizando el uso transversal de la tecnología, dotando de incentivos y sensación de bienestar en el personal esencial y, fundamentalmente, generando las condiciones para espacios laborales híbridos.

Como se evidenció en los últimos dos años, el uso de datos mejora la eficiencia de la empresa y -más aún- ayuda a la eficiencia adaptativa de la organización. Así como a nivel mundial es imprescindible el uso de recursos tecnológicos, uno de los aprendizajes más importantes para el contexto boliviano y dadas las perspectivas para 2022, es prudente contar con mecanismos claros para la gestión de crisis. Ojo, la comunicación es parte importante de la crisis, pero no necesariamente es la crisis en sí misma. Recordemos que los conflictos políticos e incluso incidentes de seguridad continuarán.

2022 es un año en el que las crisis (política, económica y de salud) continuarán en Bolivia a diferentes magnitudes. La diferencia es que ya sabemos a qué enfrentarnos y estamos preparados. Es, por tanto, buen momento para consolidar el futuro deseado.

Christian Aramayo es Analista económico


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