El Gobierno descarta el aumento del tráfico ilegal de drogas. Dicen que redoblaron los operativos. Cinco expertos aseguran todo lo contrario. Se multiplicaron los laboratorios, así como la protección política y policial

5 de septiembre de 2023, 7:28 AM
5 de septiembre de 2023, 7:28 AM


El científico boliviano Noel Kempff Mercado fue baleado por narcotraficantes tras aterrizar en una pista supuestamente abandonada donde se encontró con la fábrica de cocaína más grande hasta entonces. 37 años después, el narcotráfico en Bolivia está peor, coinciden cinco expertos.

La muerte de Kempff marcó un antes y un después en cuanto a la presencia y poder del narcotráfico en el país.

Desde el Gobierno aseguran que el narcotráfico se ha reducido en el territorio nacional. El viceministro de Sustancias Controladas, Jaime Mamani, señaló que se redoblaron los operativos y se ha desplazado efectivos en la lucha contra las drogas. “Diríamos que se ha reducido porque antes era más peligroso”. 

Kempff lideraba una expedición hacia la reserva Huanchaca. Partió la mañana del 5 de septiembre de 1986, en una avioneta Cessna hacia una pista de aterrizaje supuestamente abandonada, que se encontraba en lo alto de la reserva forestal.
Al aterrizar, se encontró con una megafábrica de cocaína. Eso le costó la vida. Fue baleado sin piedad.

El comunicador Carlos Valverde dice que el narcotráfico está “mucho peor” que en 1986 “porque hay mucha más actividad. Lo de Huanchaca es sólo un lunar en comparación a lo que vemos hoy”.

Menciona que casi todos los días se encuentran, ya no fábricas de pasta base en parques protegidos, sino laboratorios con capacidad de producir hasta 100 kilos diarios de droga de máxima pureza. 

Valverde asegura que “la muerte de Kempff marcó muchísimo los primeros años. Pero después de eso vinieron muchos narcos aceptados por la sociedad, que fueron miembros de círculos y clubes muy conocidos, elitistas. Se metieron a actividades ganaderas y empresariales, y se fueron mimetizando. La lección tras la muerte de Noel duró 15 años, luego los narcos tomaron otra vez cartas de ciudadanía”, asegura.

El exdirigente cívico Carlos Dabdoub opina que el narcotráfico se infiltró e implica a autoridades de Gobierno, como ocurrió en 1986. “También a empresarios, ganaderos, políticos, había una permisimidad y hasta orgullo de tener amigos narcos. Tal vez lo que varió ahora es que se ha democratizado. Por eso estamos peor, porque ellos se han mimetizado, ya no son tres o cuatro, han multiplicado actividades y trabajan con protección”.

Para Valverde, en los 80 estuvo en Bolivia el “rey” de la cocaína, Roberto Suárez, luego estuvo Techo e’ Paja. “Nadie ocupó el lugar de Suárez, ninguno de los colombianos. Leí que Pablo Escóbar Gaviria le besaba las manos a Suárez”. Los entrevistados coincidieron que el boliviano era proveedor de pasta base del paisa.

Lo que hay ahora, dice Valverde, es la relación coca y territorio fijo en Chapare, que se emparenta con el poder. Los cocaleros, algunos con juicios como es el caso de los primeros colaboradores de Evo Morales, como las hermanitas Terán. El narco no estaba por encima de los cocaleros, desde esa gestión”.

El analista Gregorio Lanza también opina que “estamos peor” con Chapare convertido en el centro de producción, como en la época de Suárez, pero ahora también como parte de la cadena. La mayoría hace pasta base y se articulan con los cárteles y recolectores con ‘peces gordos’, como el uruguayo Sebastián Marset. Evo Morales fue el presidente de estas federaciones y reguló el narcotráfico dando protección al negocio”.

Valverde cree que con la presencia del ‘pez gordo’ uruguayo Marset hay un cambio cualitativo. Dice que Evo Morales “ya no es el presidente. Ahí dejó un hueco que no lo puede cubrir con sus propios cocaleros. ¿A qué vino Marset?, mi idea es que llegó a ocupar un lugar vacío para un tercero. Es decir, viene mandado para copar un espacio en la distribución de cocaína para Sudamérica y de ahí a Europa”.

Lanza dice que la salida de Morales generó “una desorganización en el negocio, porque hay una disputa entre el poder de Morales y de Chapare, que permite que se produzca y exporte más, mientras las captaciones son menores. Estamos peor porque el Gobierno ya no controla”. 

Ahora la situación es mucho más grave, “porque la sociedad, nuevamente, como tras Huanchaca, naturalizó el narcotráfico porque los dineros se redistribuyen. Por eso es que Marset se relacionó con empresarios, y tenemos una Policía que protegió, y por eso cayeron altos jefes, como René Sanabria, Oscar Nina, Omar Rojas, Maximiliano Dávila, pero ahora vemos que el Gobierno ya no tiene control, y son policías los que operan directamente con los narcos, como ese oficial que vio todo en el caso del triple asesinato de policías por Misael Nallar, y un superior que vio todo, protegió y en primera instancia fue condecorado”.

Daniel Valverde, por su parte, aseguró que está más grave, “pero es un problema global. Pasa en todos los países. Penetra autoridades, policías. Huanchaca es un hito. Es una responsabilidad compartida. Estamos peor, sin duda, porque se hallan 400 kilos en Barajas, otro tanto en Polonia, en Alemania, y de manera muy consecutiva y esa droga viene precisamente de Bolivia”.

Advierte que con el caso Marset “pareciera que hay una avalancha del narcotráfico y la Policía tiene mucho que explicar. Mientras no se reforme, esto continuará”.

El exparlamentario Roger Cortez aseguró que “la situación empeoró en Bolivia, pero debo decir que es universal. Mi criterio es que viendo la magnitud del negocio que se maneja en canales financieros legales, apostar a una política de prohibicionismo, como la de la DEA, es un error. Para disminuir el campo de acción de los grupos delincuenciales se debe apostar por la legalización, pero debe ser una decisión de un conjunto de países”.