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5 de septiembre de 2024, 4:00 AM
5 de septiembre de 2024, 4:00 AM

La historia nos muestra que el asalto “a sangre y fuego” de un pueblo sobre otro ha sido una práctica brutal durante siglos:  arrasar con el fuego para destruir los recursos naturales y el medio físico del atacado era el medio de conquista con el fin de someterlo a su dominio.​

Pensábamos que esa lógica ya estaba superada por la historia, pero los incendios de millones de hectárea de bosques y áreas protegidas del Oriente boliviano por parte de “enemigos” claramente identificables nos muestran que pueden cambiar las formas  pero la lógica persiste: Apropiarse de lo ajeno con el fuego.

Lamentablemente  podemos decir que los pueblos del Oriente boliviano están sufriendo un ataque en el que el fuego, el incendio, es usado de nuevo, como en el pasado lejano, para destruir y dominar, en este caso destruir los bosques, para implantar otra sistema de producción y otra cultura.  No importa si serán cocales o cultivos de soya, el resultado es la desaparición para siempre de los bosques que son los que generaban las posibilidades materiales para que ese territorio y sus habitantes mantengan la vida.

Por otro lado nos parece increíble  que el país y el mundo vean totalmente impasibles esta agresión, que se manifiesta en la desaparición de millones de hectáreas  de bosque cada año, sin que  alguien mueva un dedo.

La magnitud  y la indiferencia criminal frente a la tragedia es lo que más espanta: leo por ejemplo que en Ecuador han movilizado el país con helicópteros, fuerzas armadas etc., porque se han quemado ya…15.000 hectáreas. Es que los incendios se atacan en todas partes con hidroaviones cisterna que se abastecen en los ríos, maquinaria pesada y otros modernos sistemas. Aquí pretendemos apagar llamas de 30 metros de altura con sacrificados voluntarios  dotados solo de pala, picota y manguera, cuando el desastre es nacional y global, involucrando la  destrucción del ecosistema amazónico.

Pero no es solo como etnia, como pueblo y como cultura que nos están liquidando, también podemos asegurar como simples habitantes que con el humo de los incendios nos están matando lentamente. No son las alergias, la tos o las conjuntivitis las consecuencias graves de este ataque: son  las partículas PM de 2.5 micrones, típicas de estos incendios forestales que por sus dimensiones penetran en los alveolos de los pulmones y se acumulan pues no podrán salir jamás.

Pero según últimos estudios publicados el cerebro es el otro órgano que acumula estas partículas. Por ello cáncer y Alzheimer son enfermedades ya directamente relacionadas con este tipo de contaminante derivado de incendios forestales.

Cedure organizó en 2007 el VIII Foro urbano en el cual se planteó ya el tema de los incendios forestales, por tanto son ya 20 años que nos vienen agrediendo sin que la clase dirigente o el Estado ponga un freno a esta locura. Quizá estamos asistiendo a lo que en el futuro se llamará “el desierto del Amazonas en Bolivia”, como el desierto del Sahari.

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