El escritor tanzano sorprendió a todos al ganar el Premio Nobel de Literatura 2021. No estaba entre los favoritos, pero tiene una obra literaria destacada. La migración y el desarraigo junto con la diversidad cultural y étnica son los ejes de su narrativa

10 de octubre de 2021, 10:32 AM
10 de octubre de 2021, 10:32 AM

Abdulrazak Gurnah cuenta que estaba en la cocina de su casa cuando recibió la llamada de la Academia Sueca para avisarle de que era el ganador del Premio Nobel de Literatura 2021. Pensó que era una broma. Ni siquiera se le había pasado por la cabeza estar en la lista de los posibles ganadores “No era algo que estuviera en mi mente en absoluto, incluso me había preguntado quién lo recibirá”, admitió sin falsa modestia el escritor de origen tanzano desde su casa en Brighton, East Sussex, Inglaterra.

Así como él, casi nadie en el mundo literario lo tenía entre los posibles ganadores. Sin embargo, no se trata de una distinción inmerecida o dentro de la corrección política de la Academia Sueca, cuestionada en los últimos años por la poca presencia de mujeres en los premios y un desequilibrio en el origen de sus galardonados. Por ejemplo, luego de 35 años se ha premiado a un escritor africano. 

Gurnah, a pesar de su poca difusión, tiene una obra consolidada de más de tres década en la que “la migración y el desarraigo cultural junto con la diversidad cultural y étnica del este de África están en el corazón de su ficción. También han dado forma a su vida personal”, explica la académica Melanie Otto al portal de The Confidential.





Anuncio. El jueves pasado se anunció que Gurnah era el ganador del premio literario más importante a escala
internacional.

Vida

Nacido en 1948 en Zanzíbar, archipiélago de Tanzania frente a la costa de África Oriental, Gurnah llegó a Gran Bretaña en los años 60 como refugiado. Siendo de origen árabe, se vio obligado a huir de su lugar de nacimiento durante la revolución de 1964 y solo regresó en 1984 a tiempo para visitar a su padre moribundo. Hasta su jubilación, fue profesor a tiempo completo de literatura inglesa y poscolonial en la Universidad de Kent en Canterbury.

Gurnah ha escrito diez novelas hasta la fecha, varios cuentos y ensayos literarios. Su novela más reciente, Afterlives, fue descrita por el Sunday Times como “un archivo auditivo de una África perdida”. La novela fue preseleccionada para el premio Orwell 2021 de ficción política y fue seleccionada para el premio Walter Scott de ficción histórica.

El reconocimiento de la crítica le llegó gracias a su cuarta novela, Paradise (Paraíso 1994), ambientada en el África Oriental colonial durante la Primera Guerra Mundial y que entró entre los finalistas al prestigioso Booker Prize británico.





Difusión. Si bien su producción literaria es amplia, sus libros no han tenido gran difusión, fuera de Gran Bretaña.

Influencias y estilo

Su escritura está fuertemente influenciada por la diversidad cultural y étnica de su natal Zanzíbar, que estaba en el centro de las principales rutas comerciales del Océano Índico.

La isla atrajo a comerciantes y colonos de lo que entonces se conocía como Arabia (lo que hoy es Kuwait, Omán, Qatar, Arabia Saudita, Yemen y los Emiratos Árabes Unidos), el sur de Asia, el continente africano y más tarde Europa.

La escritura de Gurnah refleja esa diversidad con sus muchas voces y su variedad de referencias a fuentes literarias. Sobre todo, insiste en la hibridación y la diversidad frente al afrocentrismo, que dominó los movimientos independentistas de África oriental en el siglo XX.

Pero, sobre todo, los escritos de Abdulrazak Gurnah están dominados por las cuestiones de la identidad y el desplazamiento y cómo estos son moldeados por los legados del colonialismo y la esclavitud.

“Los personajes de ficción de Gurnah están constantemente construyendo una nueva identidad para ellos mismos para adaptarse a sus nuevos entornos. Están negociando constantemente entre sus nuevas vidas y sus existencias pasadas. Todas las narrativas de Gurnah se basan en el impacto demoledor que tiene la migración a un nuevo contexto geográfico y social para las identidades de sus personajes. 

Para Gurnah, quien, como sus personajes, experimentó el desplazamiento de su Zanzíbar natal y la migración a Gran Bretaña cuando tenía 17 años, la identidad es una cuestión de cambio constante y lo que hacen los personajes principales de sus novelas es precisamente desestabilizar las identidades fijas de la gente, que encuentran en los entornos a los que migran”, sostiene el escritor y académico inglés Luca Prono en la página web del British Council .

Los protagonistas de las novelas de Gurnah representan esa contaminación de las identidades de otras personas a través de su diferencia. Cuando el narrador anónimo de Admiring Silence (1996) acude a los padres de su novia para decirles que está embarazada, lo miran con odio porque ahora su hija ‘tendría que vivir con una especie de contaminación por el resto de su vida. No podría volver a ser una mujer inglesa normal, llevando una vida inglesa sin complicaciones entre los ingleses. 

Los libros del autor plantean el mismo desafío a sus lectores. Como inmigrante a un país extranjero, Gurnah era consciente de que ‘para algunos de mis lectores potenciales, había una forma de mirarme que tenía que tener en cuenta. Sabía que me representaría a mí mismo ante lectores que tal vez se veían a sí mismos como normativos, libres de cultura o etnia, libres de diferencias. Me preguntaba cuánto contar, cuánto conocimiento asumir, qué tan comprensible sería mi narrativa si no lo hiciera”, contaba el escritor en Escritura y lugar.

La migración y el desplazamiento, ya sea de África Oriental a Europa o dentro de África, son fundamentales para todas las novelas de Gurnah. La condición de ser de un lugar, pero vivir en otro ha sido claramente el tema de toda la ficción de Gurnah. Sin embargo, el autor afirma que no está simplemente documentando su experiencia autobiográfica, sino “una de las historias de nuestro tiempo: Viajar fuera de casa proporciona distancia y perspectiva, y un grado de amplitud y liberación. Intensifica el recuerdo, que es el interior del escritor”.

Por otro lado, los libros de Gurnah son meditaciones sobre el poder inquietante de la hibridación y los desafíos que trae a los supuestos raciales fomentados por la presencia duradera de una perspectiva colonialista.

“Nuestra parte del trato”, dice el narrador de Admiring Silence, ‘iba a ser colonizado, asimilado, integrado, sufrir choques de culturas, ganar una bandera y un himno nacional, corromperse, morir de hambre y quejarse de todo. Es un buen negocio y realizamos nuestras partes al máximo de nuestros humildes talentos, pero no lo suficiente como para satisfacer a los patriotas hipersensibles que se sienten acosados por extraños histéricos que se agachan peligrosamente dentro de las puertas”. Las condiciones del forastero y de ser diferente, “ya sea como resultado de diferencias étnicas, religiosas, morales o sociales, están inscritas poderosamente en el centro de la ficción de Abdularazak Gurnah”, indica Prono.

“Las cuestiones que planteo no son nuevas”, reconoció el escritor a The Guardian sobre su propio trabajo. “Pero si no son nuevas, están firmemente influenciadas por lo particular, por el imperialismo, por la dislocación, por las realidades de nuestro tiempo”, decía al diario inglés. “Y una de las realidades de nuestro tiempo es el desplazamiento de tantos extranjeros hacia Europa”, añadía.

Es precisamente este tema el que quiso abordar en su primera entrevista concedida a la Fundación Nobel, el galardonado hizo un llamamiento a Europa para que cambie su visión de los refugiados de África y reconozca “que tienen algo que aportar”.

“No vienen con las manos vacías”, afirmó el escritor, subrayando que son “personas con talento y energía”. “Me doy cuenta de que la academia (sueca) eligió destacar estos temas que están presentes en toda mi obra, es importante abordarlos y hablar de ellos”, dijo.

Bashir Abu-Manneh, jefe del departamento de Literatura Inglesa, de la Universidad Kent, destaca su “lucha por la voz individual, por la justicia, por sentirse en casa en un mundo siempre cambiante”.

“Nadie que escriba hoy en día ha articulado tan bien los dolores del exilio y las recompensas de la pertenencia. Canterbury y Kent son a la vez su exilio y su hogar”, agregó.


Docencia. Fue durante años docente de la Universidad de Kent, hasta que se jubiló.