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¡Acuerdo y concertación ya!

27 de mayo de 2020, 3:00 AM
27 de mayo de 2020, 3:00 AM

Bolivia abordo el COVID 19 en un primer momento con determinación, disponiendo medidas tempranas orientadas a frenar la propagación del virus, detectando en los primeros sesenta días de cuarentena rígida 2.556 infectados y 118 decesos como resultado de la aplicación de pruebas al 0,1% de la población. Si nos atenemos sólo a los casos detectados, se podría decir que a través del distanciamiento físico interpersonal y la promoción de medidas de higiene se gano tiempo para fortalecer el sistema de salud, todo ello bajo una estrategia esencialmente compulsiva mediante el uso de la fuerza a cargo de la policía y el ejército, acompañada de medidas paliativas de protección social.

Sin embargo, la tendencia de los datos anteriores nos dice que la propagación del virus es sostenida y se duplica cada ocho a diez días, proyectándose a un escenario en el que la infección afectaría alrededor de medio millón de personas hasta fines de julio, según coinciden los principales estudios de expertos epidemiólogos.

Pero esta magnitud de la pandemia en Bolivia, es tan sólo uno de los elementos de la proximidad de una verdadera crisis nacional general, traducida en nítidos signos de ingobernabilidad democrático institucional jalonada por el inminente colapso del sistema de salud, la depresión económica, la insatisfacción de la demanda alimentaria de los sectores más vulnerables y la incertidumbre de la salida político electoral: Escenario que requiere de un gran acuerdo nacional del conjunto de las expresiones político partidarias y pasar de la estrategia coercitiva a una estrategia de concertación con los diversos actores sectoriales para flexibilizar la cuarentena no sólo según la evolución epidemiológica sino en base a planes locales concertados con los actores clave.

¿Sera posible alcanzar una concertación política? Sólo si cada uno de los actores políticos siente que los acuerdos recogen en lo fundamental sus aspiraciones, vale decir si se aplica la estrategia ganar/ganar, de manera que no quede por fuera ningún valor, se tome en cuenta todas las opciones, se coloquen todos los recursos disponibles en beneficio mutuo y que nadie haga concesiones innecesarias para llegar al resultado deseado por todos los actores.

Lo anterior, en las actuales condiciones, requiere de un facilitador equidistante como las iglesias, el sistema de NN UU, la Comunidad Europea, el CONADE que previamente elabore una agenda que interconecte los diversos intereses y propósitos, genere un ambiente cooperativo, establezca un procesos de concertación gradual, probablemente por etapas en base a un abanico de alternativas que estimule a las partes a comunicarse para encontrar soluciones cada vez más creativas en la búsqueda del bien común.

Paralelamente y de manera inmediata avanzar, junto a la evaluación epidemiológico por municipio, en la formulación concertada de planes locales de retorno gradual a la “nueva normalidad” traducidos en la suscripción de protocolos que regulen el transporte, comercio, industria, construcción, servicios recreativos, junto a la adecuación dinámica espacial y sectorial de cada municipio estableciendo áreas peatonales y ciclo vías de una sólo ruta, adecuación de buses y rutas de transporte, espaciamiento de puestos de venta en los mercados con cobertores apropiados y otros.

Volver progresivamente y de manera diferenciada a una “nueva normalidad”, sólo será factible si generamos una cultura de corresponsabilidad ciudadana, entendiendo que la crisis multidimensional nos afecta a todos y superarla es tarea y responsabilidad de todos, ciudadanos y autoridades, conciencia que debe ser generada por una agresiva estrategia comunicacional con el uso de multimedios formales y no formales desarrollada y en interacción con los actores a nivel local.

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