Opinión

Alcide d´Orbigny, el sabio más grande que pisó territorio boliviano

23 de agosto de 2021, 5:00 AM
23 de agosto de 2021, 5:00 AM

La aseveración del epígrafe no es solo mía, sino de varios autores que han escrito sobre d´Orbigny, creo que, con justa razón, pues él estuvo en la América del Sur desde 1826 hasta 1833, ya estamos en el año 2021, y ninguna persona sola ha escrito tanta cantidad de información, en ciencias naturales y algunas sociales, con tanta diversidad.

Qué poco conocido es el sabio de Loira, él nació en Coueron (Loira Inferior) en 1802 y más tarde su familia se afincó en la Rochela, Francia.

Su familia fue la inspiradora de que se dedicara a las ciencias naturales desde muy temprana edad, y a los 21 años hizo su primera aparición científica publicando un documento sobre gasterópodos, aunque ya se lo conocía por unos modelos a escala de unos animales marinos microscópicos llamados foraminíferos, que aún hoy se conservan en el Museo de Historia Natural en la Rue Buffon, en Paris.

En 1825 publica una tabla metódica para clasificar a los cefalópodos, tales acontecimientos hicieron que los científicos, Saint Hilarie, Brogniart, del Museo de Historia Natural de Paris, con Georges Cuvier a la cabeza, lo nombraran para enviarlo a la misión más importante de su vida, o sea el viaje científico especial a la América Meridional

Tal honor hizo que el mismo Humboldt lo recibiera en su casa para darle algunos consejos y directrices, sin sospechar que, en ciertos aspectos, iba a superarlo. Recordemos que el gran Alexander von Humboldt fue otro de los famosos europeos que estuvo en el norte de Sudamérica analizando los principales acontecimientos naturales del nuevo mundo. Junto a Charles Darwin, estos tres hombres sin duda hacen la tríade de los más grandes científicos europeos que pisaron nuestras tierras en el siglo XIX y encontraron extraordinarias fuentes del saber natural, en beneficio de la ciencia universal.

Cuando se cumplían los doscientos años del nacimiento del ilustre sabio, el año 2002, tanto la embajada de Francia como varios científicos naturalistas y estudiosos del trabajo de d´Orbigny en Bolivia conmemoramos el acontecimiento con algunos actos celebratorios como publicaciones, y se realizó el V Congreso Latinoamericano de Paleontología en Santa Cruz de la Sierra, con una masiva presencia de paleontólogos latinoamericanos.

¿Cómo no íbamos a homenajear a semejante erudito? Es que d’Orbigny escribió nueve tomos en once volúmenes, además de su monumental obra “Voyages dans l`Amerique meridionale”, de cerca de 1.800 páginas, y otras obras más de trascendental importancia como “L`Homme Americane”, y la obra dedicada a José Ballivian “Descripción geográfica, histórica y estadística de Bolivia”, que no se terminó de completar, solo salió un solo tomo, en 1845, dedicado a Moxos y Caupolicán.

Alcide Dessaline d´Orbigny, escribió sobre etnología, que diríamos fue su fuerte ya que se lo considera como iniciador de esa disciplina, pero también fue geólogo, geógrafo, ornitólogo, zoólogo, botánico, antropólogo, lingüista, paleontólogo, y autor de un largo listado de documentos, que publicó en un depurado y poético francés que, por supuesto, fue traducido en la misma métrica y exquisitez lingüística, al español.

En Santa Cruz estuvo casi dos años, recorriendo la Chiquitania, Guarayos, y Moxos, dejando una impresión recíproca de amistad entre él y los cruceños, tanta que dejó Santa Cruz con nostalgia y, al llegar a La Angostura - San Luis, dándose la vuelta, y mirando la llanura grigotana, anota en su diario: “Jamás olvidaré Santa Cruz, y ojalá pueda verse en estas líneas la más sincera expresión del reconocimiento que debo a sus vecinos”, apuntando en otra parte del mismo documento: “No he visto en otra parte de Bolivia un conjunto tan interesante de mujeres bonitas. Es necesario crear un superlativo de superlativos”. Tal es así que algunos autores locales, siguiendo la historia escribieron artículos como, por ejemplo, “d`Orbigny y la Cruceña”, o la novela “La Francesita”, donde se sugiere del amor sincero que dejó para no volver.

Con todo lo explicado, imagino que los lectores coinciden conmigo que este hombre merece que en su honor no solo se nombre a un pueblo, o a una calle, sino que por diversos otros medios, como un museo, reconozcamos su obra, inigualada hasta ahora.

Alcide d’Orbigny y nuestra ciudad se deben todavía una obra monumental que reviva y retribuya su tremendo amor a este terruño, sus odiseas, como la pérdida de valiosos documentos y fósiles en una riada del río Piraí, cerca del puerto de Cuatro Ojos, o las numerosas plantas, fósiles o animales que describió y a los que les puso nombre científico.

Acompáñenme, pues, en una campaña para que este extraordinario científico sea enaltecido en un museo, como en el Museo de la Ciudad que se pretende hacer en nuestra capital grigotana.

Mario Suárez Riglos es Historiador


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