Cara de ángel, papel de malvada. Es Ia terrible Isabel Quiroga de la telenovela Perdona nuestros pecados. Con ese rol, la actriz se abrió paso entre las grandes figuras de la actuación chilena y ahora no deja de codearse con ellas. La mujer del teatro logró abrir la puerta del mundo audiovisual

El Deber logo
5 de enero de 2020, 3:00 AM
5 de enero de 2020, 3:00 AM

Por:  Rildo Barba

Es probable que no la podamos olvidar jamás. Sus ojos verdes desbordantes de maldad nos dejan cada noche con ganas de odiarla para siempre. La villana de Perdona nuestros pecados sabe de la fijación que podría lograr con su personaje en los telenoveleros de su Chile natal y, por supuesto, de los países en que se muestre su trabajo.

No fue difícil contactar a Alejandra Araya para esta entrevista, aunque para responder se tomó su tiempo. Al ver en Instagram un video suyo, en el que parece danzar con el viento, las ganas de saber de ella aumentaron. “Ha sido y está siendo un año profundamente decidor… Pero de toda la efervescencia personal y social, quiero rescatar algo: somos el conjunto de decisiones que tomamos o no, y la suma de momentos que vivimos o dejamos de vivir…”. Con este texto estaba publicado, en una clara referencia al éxito que alcanzó con su interpretación y al movimiento ciudadano convertido en una larga convulsión.

Alejandra Araya nació en Santiago hace 30 años. Es actriz y bailarina folclórica desde niña. Isabel Quiroga, su personaje en Perdona nuestros pecados, es una perturbada mujer de Villa Ruiseñor, con una insana obsesión por su padre violador. Capaz de todo (advertencia: spoilers), ella puede apuñalar a su esposo, tirarle un tiro a su madre, empujar a su rival por una ventana, incendiar la iglesia… Isabel es realmente perversa, ruin.

Aunque se trata de su tercer rol en televisión, este ha sido el más notorio y no precisamente porque escaseen los malos en Perdona nuestros pecados, sino por su calidad histriónica.

Antes era “una actriz de teatro que buscaba abrir la puerta del mundo audiovisual”, dice. “Trabajaba al igual que hoy en montajes para niños y en producción. De repente me llegó la noticia, fue muy sorpresiva y me puso feliz. Había conseguido el papel de Isabel Quiroga”.

En el casting había actrices con carrera, reconocidas en el mundo artístico y Alejandra se sentía una novata. “Sentía que no podía competir con ellas, pero cuando leí la escena quedé encantada y me conecté con el rol”.

Algo más de Isabel Quiroga: es obsesiva. “En eso nos parecemos”, asegura su intérprete. “Pero la verdad es que ella es extrema en todo sentido, y al padecer de trastornos siquiátricos y tener maldad en el alma, es extremadamente peligrosa”.

¿Qué te parece el hecho de que la telenovela haya sido doblada al español latino?
Me encanta que la teleserie vaya mostrándose en diversos países, sobre todo en países hermanos. Respecto del lenguaje, hay momentos en que me sorprendo por muchas palabras que usan, diferentes a las nuestras, pero entiendo que lo hicieron para que los diálogos sean más comprensibles y el producto más comercial.

¿Cómo fue grabar una historia ambientada en otra época?
Fue muy entretenido, ¡de harto estudio! Evidentemente era una época diferente a la actual. En la década de 1950 Chile y todo el mundo era muy conservador, la mujer estaba muy por debajo del hombre. No sé si me hubiese gustado vivir en ese tiempo; adoro la libertad femenina que tenemos ahora y que las mujeres vayamos tomando vitrinas en todos los ámbitos, aunque el machismo siga vigente e insultante.






_ ¿Cómo concebiste a Isabel Quiroga?
Hacerla fue un reto. Nunca antes había hecho un rol antagónico, pero sabía lo complejo que podría ser.

Isabel Quiroga resulta detestable para el público la mayor parte del tiempo, pero también puede lograr cierta empatía por sus traumas y desdichas. 

Me preparé para hacerla, investigué con siquiatras la forma en que podría actuar una persona con desórdenes mentales, carente de habilidades afectivas y cargada de traumas. ¿Por qué parte va en Bolivia? Isabel hace muchas cosas malas, pero también ella es víctima de cosas espantosas.

Todas las críticas a la interpretación de Alejandra Araya en Perdona nuestros pecados han sido satisfactorias, aunque en un principio hubieran personas dejando mensajes de odio en las redes sociales de la actriz, al no distinguir la ficción de la realidad. Su rol secundario había cobrado tal protagonismo que no poca gente en Chile hablaba de otra cosa que no sean las atrocidades que planificaba.

En 2018 compitió por el Premio Caleuche, un galardón para lo mejor en cine, teleseries y miniseries. Aunque no lo ganó, ella asegura que el haber estado nominada entre renombradas actrices (Lorena Capetillo, Paola Volpato, Francisca Gavilán y Carolina Arregui) fue un honor. “Se agradece que el trabajo sea valorado. Fue una gran experiencia interpretar a Isabel Quiroga, aprendí y gocé haciéndola, pese a lo intensa que era”, confiesa.

 _¿Supe que pudiste ser cualquiera de las amigas de la protagonista y no su hermana, la mala de la novela… ?
Sí, fui al casting por el rol de una de las amigas de la Mariana Di Girolamo (María Elsa en la historia) y terminé quedándome con Isabel. No era un protagónico, pero eso no era tan importante para mí: si me tocaba hacer un papel de complemento, de igual manera lo disfrutaría. Además, el hecho de haber trabajado al lado de actores como Álvaro Rudolphy y Patricia Rivadeneira es algo que agradeceré toda la vida.

Has actuado en teatro desde pequeña… Algunos actores aseguran que el teatro es mejor que la televisión…

A mí como actriz me interesa abrirme paso a diversos formatos de trabajo. Amo profundamente lo que hago, y durante un año y medio mandé mi material al taller que hacía el canal Mega, de allí que me llamaron para el casting de Perdona nuestros pecados. El teatro y la televisión son formatos muy diferentes, pero ambos los disfruto.



 

Amor de tres. Los romances múltiples tienen cabida en esta producción
_¿Y el cine?

También lo amo y lo disfruto. He grabado una película que se llama Si los meses siguen. Es una historia con temas controversiales como el aborto, el lesbianismo y la adopción homoparental. Anda girando por varios festivales y estoy muy feliz por ello.

_O sea que no has dejado de trabajar…
¡Nunca dejo de trabajar! No puedo. Este año hice la telenovela Juegos de poder (actualmente al aire en Mega Chile), mi primer protagónico y en teatro hice a La bella durmiente y el príncipe. Te lo dije antes: soy obsesiva, no tanto como la Isabel, pero lo soy.

_No la olvidarás, ¿cierto?
Es parte de mí, yo amo a Isabel Quiroga. Fueron varios meses de grabación, por lo que la tuve conmigo mucho tiempo, tanto que hasta la cargaba a casa y me causaba problemas con mis padres. Me volvía insoportable porque tenía su energía pulsando en mí, algo comprensible por el personaje. Bailar me ayudó a desconectarme de ella y aprendí a no llevarme la pega a casa.

_¿Creés que haya un rol imposible de hacer para vos?
No lo creo. Mientras más desafiante sea el personaje, más estudio requiere. Solo se necesita eso y darle profundidad.

Perversa. Alejandra interpreta a una perturbada mujer, obsesionada con su padre violador

Tags