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Apocamiento vergonzoso

31 de julio de 2020, 3:00 AM
31 de julio de 2020, 3:00 AM

Y es que las fallas y errores del Gobierno de la señora Jeanine Añez Chávez siguen y suman todos los días en la administración y ejecución de la lucha contra la pandemia del coronavirus. 

Y no es por la falta de legislación, es más, se han dictado varios decretos supremos que regulan el accionar de las autoridades y de la ciudadanía, a fin de evitar infracciones a las medidas sanitarias de prevención. 

El Decreto 4196, del 17 de marzo de 2020, indica claramente en su artículo uno: “El presente Decreto Supremo tiene por objeto declarar emergencia sanitaria nacional y cuarentena en todo el territorio del Estado Plurinacional de Bolivia, contra el brote del Coronavirus”. El artículo 2, sobre la declaratoria de emergencia sanitaria nacional y cuarentena, se declara emergencia sanitaria nacional y cuarentena en todo el territorio del Estado Plurinacional de Bolivia contra el brote del Coronavirus. Con este marco, este decreto estipula claramente en su artículo 7, sobre la prohibición de reuniones y actividades: “A partir de la publicación del presente Decreto Supremo quedan prohibidas todas las reuniones y actividades sociales, culturales, deportivas, religiosas” y concluye con una disposición adicional: “Las personas que infrinjan lo dispuesto por el presente Decreto Supremo serán pasibles a arresto de ocho horas sin perjuicio de iniciarse el proceso penal correspondiente, b) cierre de establecimientos y c) La suspensión de la reunión y otras que impliquen aglomeración de personas.

Pero eso no es todo. El 7 de mayo, Añez firmó el Decreto 4231, que penaliza la difusión de “información de cualquier índole, sea en forma escrita, impresa, artística o por cualquier otro procedimiento que pongan en riesgo o afecten a la salud pública, generando incertidumbre en la población”, y dispone penas de entre uno y 10 años de cárcel para las personas condenadas por este delito.

Entonces, si es que existen estas disposiciones legales, administrativas y punitivas contra quienes vulneran los protocolos sanitarios y, además de existir violaciones flagrantes de portavoces de diferentes organizaciones, masistas especialmente, que generan incertidumbre y provocan pánico en la población, no se puede estar de acuerdo con los anuncios de las autoridades que apenas amenazan y discursean en vez de únicamente iniciar los procesos penales que los Decretos y Leyes les permite acogerse.

Dan pena las declaraciones de la presidente indicando que “se siente impotencia, rabia. Es una mezcla que tenemos al ver la insensibilidad de asambleístas del MAS. No estamos en tiempos de hacer política, sino de solidaridad, de ayudar a las familias porque nadie quiere campaña, nadie quiere política”. Lo de este martes en El Alto fue siniestro. Los manifestantes hicieron una provocación a todo y a todos, no hubo distancia social, muchos con los barbijos debajo de la nariz, del mentón o directamente sin el uso de ellos, mientras la ciudad de la Paz pasó a ser el segundo epicentro de la pandemia en Bolivia con más de 14 mil casos, mientras que los óbitos superaron la cifra de los 1.000. 

Todos saben que este gobierno es débil en fuerza y en ideas, la corrupción en la compra de equipos fue vergonzosa y ahora la pusilanimidad contra quienes participan y alientan las concentraciones y manifestaciones es bochornosa. Señora presidente, no es hora de sentir impotencia, es hora de cuidar al pueblo con acciones que resguarden la vida de la mayoría de los bolivianos que asistimos perplejos este triste episodio de la historia de nuestro país.

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