OpiniónOPINIÓN

Aspectos socioculturales y políticos de la crisis sanitaria en Bolivia

El Deber logo
21 de abril de 2020, 3:00 AM
21 de abril de 2020, 3:00 AM

Todos conocemos el estado de los servicios de salud y educación en Bolivia, es triste y desolador para decirlo generosamente y sabemos que si el famoso virus se ensaña con nosotros sería devastador, si comparamos nuestro servicio de salud con el de los países centrales Italia, España, Francia, EEUU que registran miles de muertos.

Y podríamos echarle el bodrio al régimen que todavía no acaba de salir y decir, como ya se dice, que “en catorce años no se invirtió en salud sino en canchitas” y tendríamos razón en hacerlo; alguien con cierta perspectiva del tiempo dirá que es correcto pero parcial, acaso los gobiernos anteriores sí invirtieron en el servicio de salud, y afirmará recurriendo a la estadística de los presupuestos anuales del Estado (de los tres niveles) y sobre todo a la realidad objetiva que ningún gobierno anterior hizo de los servicios de salud y educación el centro, el corazón de la Política de Estado, y creo que también tendrá razón.

Tenemos una primera conclusión bastante objetiva e irrefutable, todo el campo político con independencia de su línea ideológica y su vigencia en el tiempo, es decir, liberales, neoliberales, socialdemócratas, marxistas o indianistas, no gestionaron ni se ocuparon honestamente por el servicio de salud, que cotidianamente pero hoy más que nunca, la gente sufre y muere o puede morir, por su precariedad.

Y yo agregaría que todo esto es cierto, pero incompleto aún, porque para que esto haya ocurrido y ocurra ante nuestros ojos en parte es por nuestra responsabilidad, por ser una sociedad civil pasiva que a su modo ha sufrido, tolerado, estimulado y reproducido, con el voto, estos regímenes políticos que no han puesto nunca al ser humano, al ciudadano, en el centro de la gestión y debate públicos. Esta conducta antiliberal y antidemocrática tuvo lugar en una aparente paradoja el espacio político tradicional de la “democracia pactada” produjo de manera inconsciente y sublimada al régimen del MAS, éste es creación de aquéllos, el ciudadano víctima de esta cultura y práctica política buscaba alternativas que satisfagan sus necesidades humanas elementales, y esa alternativa fue el MAS, que festejó la incapacidad política del resto del espectro político, para decirlo en términos del mercado, no hubo competitividad política, a esta relación sociopolítica la he definido como “habitus político” (en La Región Metropolitana Cruceña, Fernando Prado y otros).

Dicho esto, quisiera terminar este breve excurso con dos ideas, la primera, que toda crisis social desnuda las falencias, las ausencias, las miserias no sólo económicas o institucionales, sino también culturales y políticas, producto de la Guerra del Chaco, crisis existencial para Bolivia, fue la Revolución o Estado del 52, otra crisis de legitimidad política produjo el “Estado plurinacional”, y hoy estamos ante otra crisis política, combinada con una crisis sanitaria que ojala no recrudezca, con un escenario político todavía abierto.

La segunda idea, es recordar un principio político universal en el mundo occidental, que la soberanía reside en el pueblo, en la Sociedad Civil, tan es así que la Sociedad Civil subió a Evo Morales al poder, con un ‘histórico’ 52 % y luego 64 % de apoyo popular del campo y la ciudad, sin embargo la misma Sociedad lo tumbó cuando quiso (dónde quedó el 64 %), o en términos un poco más gruesos e históricos, la Sociedad Civil creó el partido más grande de Bolivia el MNR y le dio el poder en 1952, se lo volvió a dar un poco más cerca en los años 1985, 1993, 2002 y el 2005 lo proscribió del campo político boliviano. La Sociedad Civil tiene más poder del que creemos o consideramos apriorísticamente, sobre todo las clases medias tienen una forma de liderazgo cultural, intelectual y moral del que no siempre somos conscientes, los ciudadanos, los académicos, profesionales, intelectuales, artistas, periodistas, sumados todos, en un esfuerzo común definimos lo que es legítimo o no, el “buen sentido”, el “sentido común” que orienta la vida social, entre ellos el buen sentido de lo político. Ojalá que esta doble crisis política y sanitaria nos haga ejercer el liderazgo ciudadano, cívico y político que necesitamos.

*Investigador Social      

Tags