Perspectivas. Analistas creen que el deterioro de la cartera e índice de mora actual no es el real y que en el segundo semestre del año se conocerá los verdaderos efectos de los diferimientos

16 de mayo de 2021, 15:32 PM
16 de mayo de 2021, 15:32 PM

La Asociación de Bancos Privados de Bolivia (Asoban) desvela que la cartera vigente reprogramada alcanzó los $us1.784 millones, que implica un crecimiento del 119%; es decir, se duplicó entre marzo de 2020 y marzo de 2021. Asimismo, indica que las utilidades alcanzaron los $us 25 millones a marzo de 2021, registrando una caída del 52% en los últimos 12 meses, manteniéndose la tendencia observada a finales de 2020. La rentabilidad de las entidades se ha reducido en torno al 4%, seis puntos porcentuales por debajo del nivel registrado en marzo de 2020.

En cuanto a la cartera en mora, según el secretario ejecutivo de Asoban, Nelson Villalobos, a marzo de 2021, alcanzó los $us 466 millones, mostrando un retroceso del 12% en relación a un año atrás. “Este resultado se enmarca en un contexto en el que se difirieron cuotas por 10 meses en 2020, y se amplió con un periodo de gracia hasta junio de 2021 para créditos reprogramados y refinanciados, sin afectar la calificación de los clientes”, manifestó, al acotar que en 2020 el sistema bancario difirió $us 3.543 millones, reduciendo así la carga financiera de las familias y empresas durante 10 meses.

Insinuó que dicho monto representa 1,4 veces el patrimonio del sistema bancario, constituyéndose en un apoyo importante de la banca que continúa realizando operaciones de reprogramación y refinanciamiento en el periodo de gracia de seis meses adicionales entre enero y junio de 2021. En enero de este año, el Gobierno dispuso la medida, sin pago de interés ni capital, para aquellos prestatarios que se beneficiaron con el diferimiento de créditos en 2020, como efecto de la pandemia de Covid-19.

Según Villalobos, el principal efecto de las medidas adoptadas se observa sobre el flujo de las entidades bancarias, ya que se cortó la entrada de recursos por concepto de pago de cuotas que permite al sector continuar expandiendo la cartera, principalmente a través de la recuperación de lo prestado.

Al 31 de marzo de este año, Villalobos refirió que la cartera del sistema bancario alcanzó los $us 25.000 millones, registrando un crecimiento del 3,4% con relación a 12 meses atrás. El comportamiento de la cartera-dijo- se explica por el aumento de la cartera empresarial, pyme y de vivienda de interés social; en tanto, los créditos a los sectores microcrédito, consumo y vivienda (sin considerar vivienda social) registraron un bajo crecimiento e incluso leves retrocesos.

“Los resultados se enmarcan en un contexto de menor crecimiento de la cartera que se observa desde hace varios años atrás, que se ha acentuado en un entorno de pandemia que ha contraído varias actividades con efectos, tanto en la colocación de operaciones como en la postergación de proyectos en otros casos”, señaló Villalobos.

Referente a los depósitos, expuso que a marzo de 2021 alcanzaron los $us 28.301 millones, con un crecimiento del 7,8% en relación a febrero de 2020. Mencionó que el dinamismo de los depósitos es impulsado por caja de ahorro, vista y DPF, mostrando así que tanto firmas como personas han incrementado su ahorro en un contexto de menor gasto y menor inversión.

En cuanto al incremento de la cartera vigente reprogramada, el Ministerio de Economía y Finanzas Públicas advierte que dicho crecimiento responde a que las entidades adecuaron los planes de pago de los prestatarios, con base en la nueva capacidad de pago, la cual se vio deteriorada debido a los efectos de la pandemia del Covid-19, así como también por las inadecuadas e improvisadas medidas que tomó el Gobierno de transición, por tanto, es previsible que la cartera reprogramada vigente se incremente. Aclaran que esta variación no se relaciona con la voluntad de pago de los deudores, la cual siempre ha sido una fortaleza del sistema financiero.

Sobre la caída de utilidades del sistema bancario anotan que es reflejo del menor dinamismo de la economía por efecto de la pandemia, inadecuadas e improvisadas medidas del gobierno transitorio y la falta de gestión por parte del sistema financiero en cuanto a la colocación de nueva cartera. No obstante, destacan que el sistema financiero es uno de los pocos sectores que, pese a la pandemia, generó utilidades en 2020.

Para atender las necesidades de liquidez de la banca múltiple y pyme, según el Ministerio de Economía y Fianzas Públicas, se amplió la vigencia de los Fondos CPVIS II y CPVIS III, los cuales son préstamos que toman las entidades de intermediación financiera en el BCB a una tasa de interés de 0%, con garantía del equivalente de su excedente de encaje legal en moneda extranjera, esto para cubrir sus necesidades de liquidez de corto plazo inmediatas.

Destacan la posibilidad de que los bancos puedan realizar aportes adicionales al Fondos CPVIS II con sus recursos provenientes del exterior, inyectando así mayor liquidez al sistema financiero.




Disponibilidad de liquidez

En el marco de la política de reactivación económica impulsada por el Gobierno, desde el BCB refirieron que se implementaron medidas para mitigar el riesgo de liquidez y permitir que las Entidades de Intermediación Financiera (EIF) mantengan un crecimiento positivo del crédito. Por medio de la promulgación del Decreto Supremo N° 4442, habilitó la otorgación de créditos de liquidez al Banco de Desarrollo Productivo (BDP) por Bs 2.217 millones, recursos que pueden ser canalizados hacia las cooperativas de ahorro y crédito y a las instituciones financieras de desarrollo reguladas.

Asimismo, precautelando la estabilidad del sistema financiero, según el BCB, las EIF tuvieron acceso a recursos a través de créditos de liquidez con garantía del Fondo RAL y operaciones de reparto.

A la fecha, la disponibilidad de liquidez registró un saldo promedio de casi Bs 13.000 millones, superior en 63% con relación a similar periodo de 2020 y en 87% con respecto a 2019, monto importante para la atención de solicitudes de créditos de la población al sistema financiero.

Clave en la reactivación

Para el especialista en finanzas Jaime Dunn, una vez terminen los períodos de reprogramación y se empiece a pagar la cartera de manera normal, desde julio, veremos la magnitud real de la mora. “Es posible que bajo el mandato del diferimiento y la reprogramación aplicada a los deudores en general, se esconda una cantidad importante de cartera morosa que ha quedado camuflada”, manifestó.

Citó que el diferimiento de 2020 y la reprogramación de 2021 han tenido impactos importantes en las finanzas de las entidades financieras. “Solo en 2020 cerca de $us 3.500 millones han sido diferidos entre pagos de capital e interés. A eso hay que sumarle unos $us 5.000 millones adicionales en 2021. Esto afecta el flujo de las financieras y las posibilidades de generar mayores niveles de cartera, ralentizando la recuperación económica”, afirmó Dunn, al explicar que el negocio del banco es prestarse del público, prestar a terceros, cobrar, volver a prestar y devolverle al público.

Insinuó que ese círculo virtuoso de la intermediación ha sido severamente afectado en Bolivia y el mundo. De ahí -opina- deviene la pérdida de rentabilidad de las financieras y la caída de sus utilidades.

En opinión de Dunn, la situación es compleja y puede profundizarse más aún si la tercera ola del Covid se alarga y no se toman nuevas medidas desde el Gobierno. Refleja que hay más de 300.000 solicitudes de reprogramación de créditos por más de $us 6.000 millones pendientes de procesar. “Es un monto gigantesco que las entidades solas difícilmente podrán enfrentar. Se tomaron medidas acertadas como el capitalizar sus utilidades ya reducidas, pero eso es insuficiente. Los diferimientos y las reprogramaciones han sido por montos superiores a 3 o 4 veces al patrimonio de las entidades juntas”, mencionó Dunn.

Para el también analista financiero Jorge Velasco, la mora pese al bajo nivel, al cierre de marzo, ha tenido un leve incremento en los últimos años de manera sostenida. Sin embargo, por el diferimiento de 10 meses en 2020 y el periodo actual de gracia hasta junio 2021, aun no se conoce el verdadero deterioro de la cartera, y por tanto, el índice de mora actual no es el real. “A partir del segundo semestre se verá la magnitud de este índice”, dijo.

Velasco deduce que las utilidades seguirán con la tendencia a la baja durante 2021, por el deterioro de la cartera. “Un menor nivel de utilidades significa un menor crecimiento patrimonial de los bancos. No crecerán sus coeficientes de adecuación patrimonial (CAP) al ritmo que lo hacían antes y, por tanto, no podrán incrementar sus niveles de cartera para reactivar la economía”, enfatizó.

Para el experto en finanzas, Mauricio Ríos García, el mayor riesgo que enfrenta el sistema financiero en su conjunto es el que se deriva de los cerca de de $us 4.000 millones diferidos hasta junio. Todo esto, advierte, se traducirá en un incremento considerable de la mora de un momento para otro.

A criterio de Ríos, la economía necesita de reformas estructurales que den un giro de 180 grados. “Necesita pasar de una economía cerrada y que apenas consume lo que se produce, a abrirse al mundo para recibir inversión privada internacional para satisfacer las necesidades del mundo exportando productos y servicios. Cada día que el país pretende rescatar el modelo económico implementado en 2006, es un día perdido que dificulta la recuperación y que nos aleja del futuro y la generación de legítima riqueza”, subrayó.

Oscuros nubarrones

Para el exdirector del Banco Central de Bolivia (BCB), Róger Banegas, el diferimiento y la reprogramación de las obligaciones financieras no es sostenible si se quiere mantener el flujo de crédito hacia la economía. A ello, afirma que no existe un fondo de reactivación económica que permita combatir y minimizar los riesgos materializados en la crisis económica, con pérdidas de empleo y caída en la demanda, cuyas implicaciones pueden derivar en una crisis en el sistema financiero.

A su juicio, la situación es bastante compleja, con tendencias a la debilitación en la solvencia, problemas de liquidez y contracción de la cartera de créditos, en un contexto de aumento en los niveles de morosidad y de previsiones por la incobrabilidad de los préstamos, lo cual, repercutirá en el resultado de gestión y niveles de solvencia.

Los problemas del sistema financiero nacional -alertó- se profundizan con la política de fondeo por parte del Tesoro General de la Nación (TGN), basado en una agresiva colocación de títulos públicos en el mercado de subasta administrado por el BCB. “Este mecanismo está llevando a disminuir liquidez al sistema financiero, elevando las tasas de interés y profundizando la situación en la intermediación financiera, lo cual afecta al crecimiento de la cartera de créditos y la reactivación económica”, manifestó, al enfatizar que, desde la política pública, el financiamiento del déficit fiscal con el ahorro interno, está desplazando la inversión vía el crunch del crédito (contracción, restricción o crisis crediticia).