Los vecinos aseguran que en los últimos dos meses se han registrado cinco movilizaciones que alteraron la tranquilidad del pueblo. La semana pasada personas de otro lugar bloquearon el ingreso al vertedero

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6 de noviembre de 2022, 4:00 AM
6 de noviembre de 2022, 4:00 AM

“Vayan a preguntarle a los que están bloqueando porque son ellos lo que mezclan el asunto político y vienen a perjudicarnos a todos los que vivimos en paz en este lugar”, dijo molesto una de las personas que alquila un inmueble cerca al área donde están la plaza, el centro de salud y el colegio en San Miguel de Los Junos.

Jhaneth Chino, que nació en esta comunidad, asegura que siempre fue un lugar tranquilo donde todos se reunían para salir a cualquier hora a jugar, pero ahora evitan salir cada vez que azotan los bloqueos, pues los petardos que se escuchan son la advertencia de que algo está pasando. “No había nada de pelea, pero desde que llegó el vertedero ahora es problema y más problema. Da miedo, nos metemos a la casa y no salimos”, manifiesta.

Las personas de más edad añoran los tiempos en que todos los que caminaban por las calles se conocían y no se cruzaban con ningún extraño, ahora muchos de los que aparecen durante los días de conflictos son personas que llegan de otros barrios. Como sucedió la semana pasada, cuando un grupo que se oponía al censo en 2023 bloqueó el ingreso del vertedero, situación que impidió la recolección de más de 12.000 toneladas de basura en la ciudad.

El concejal Manuel Saavedra, Demócratas, denunció que los manifestantes eran afines al alcalde Jhonny Fernández.

 Los vecinos

Félix Cardozo, con sus 80 años, todavía tiene destreza con el machete con el que se gana la vida limpiando lotes o realizando algunos trabajos. Comenta que llegó a San Miguel de Los Junos en 1984, cuando apenas había unas 15 familias y, aunque tenían de dónde sacar agua, no había luz.

Él es de Lagunillas y con su familia se asentó en este sector. “Cuando llegó el vertedero y el asfalto hubo más movimiento, pero también los problemas”, cuenta. Prefiere mantenerse al margen de los conflictos y asegura que se dedica a trabajar y no sigue las disputas, pero no puede ignorar los petardos que le anuncian que hay un nuevo conflicto.

El problema ocurre desde hace tres años, cuando el vertedero empezó a operar en un terreno ubicado a cinco kilómetros de la comunidad, en el Distrito Municipal 14, zona de Paurito.

Milton Quispe asegura que están cansados de los malos olores y de los bloqueos en el vertedero, que alteran la tranquilidad y son protagonizados por gente que no es de lugar. Calcula que en los últimos meses se han registrado unos cinco bloqueos por distintos pedidos. “Primero fueron movilizaciones por incumplimientos de parte de la Alcaldía, luego por cambios en la subalcaldía y esta vez por gente que dice estar en contra del paro departamental. “Lo paradójico es que no es gente de nuestro pueblo y somos nosotros los que sufrimos las consecuencias”, dijo.

Hace una pausa en el taller que tiene en casa para expresar su molestia por los petardos que suenan a cada rato y por los malos olores con los que conviven.

Erwin Cárdenas asegura que los pobladores son ajenos a las movilizaciones y lamenta que la Policía no haya intervenido en el cerco registrado recientemente, donde incluso hubo enfrentamientos.

Junto a Nidia Cárdenas, Erwin dice que el vertedero ahuyentó las fuentes de trabajo porque con los malos olores han cerrado lecherías, chancherías y otros negocios que se fueron a otro lado.

“El vertedero nos trajo problemas porque la Alcaldía ni siquiera cumplió con los compromisos que asumió con la comunidad, como fue la construcción de un módulo educativo, la ampliación del centro de salud y el arreglo de las calles”, complementa Erwin.