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24 de julio de 2024, 4:00 AM
24 de julio de 2024, 4:00 AM

El indicador de riesgo país de Bolivia ha escalado a un nivel sin precedentes: 2.102 puntos. Esta cifra, sombría por sí sola, refleja la profunda crisis política y económica que azota a la nación. El Indicador de Bonos de Mercados Emergentes de JP Morgan Chase, que mide este riesgo, no solo marca un nuevo hito, sino que también señala un camino arduo y desafiante para el gobierno del presidente Luis Arce.

La precaria situación económica del país se ha visto agravada por este aumento en el riesgo país. El incremento de 1.980 a 2.102 puntos implica que Bolivia ahora debe pagar una prima de riesgo del 21% en comparación con países considerados "seguros" como Estados Unidos que paga entre un 4 y 5%. Esta diferencia encarece considerablemente el acceso a crédito en los mercados internacionales, obstaculizando la capacidad del país para obtener los recursos necesarios para su desarrollo.

La crisis actual se ha intensificado tras el reciente asalto militar que ha sumido al país en una profunda incertidumbre. A pesar de los esfuerzos del Gobierno para mitigar los efectos negativos de la crisis, varias medidas recientes no han logrado revertir la situación. La adhesión de Bolivia al Mercosur, la visita del presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva con una delegación de empresarios interesados en invertir, y los anuncios de importantes descubrimientos de hidrocarburos en el área de Mayaya no han tenido el impacto esperado.

Los economistas indican que el daño infligido al país con la protesta social y la incertidumbre política que provoca el MAS supera cualquier medida que el Ejecutivo pueda tomar en el corto plazo, señalando una pérdida significativa de credibilidad.

Ayer, el presidente Luis Arce ha reconocido la urgencia de la situación, destacando la necesidad de soluciones rápidas, especialmente en lo que respecta a la disminución de las reservas de gas. La exportación y la reducción de importaciones son vistas como soluciones para generar más divisas y estabilizar la economía. Sin embargo, estas medidas requieren tiempo y estabilidad política, recursos escasos en el contexto actual.

El desafío que enfrenta la administración gubernamental es colosal. La crisis económica y política no solo afecta la percepción internacional del país, sino que también tiene repercusiones directas en la vida cotidiana de los bolivianos. La inflación, el desempleo y la incertidumbre económica están azotando a la población, y la falta de soluciones efectivas podría exacerbar el descontento social.

En este contexto crucial, es imperativo que el Gobierno adopte medidas más contundentes y creíbles para restaurar la confianza tanto a nivel nacional como internacional. La cooperación con socios internacionales, la implementación de políticas económicas sostenibles y la estabilización política son pasos esenciales para salir de esta encrucijada.

Bolivia se encuentra en un punto crítico de su historia. El récord histórico del riesgo país es una llamada de atención urgente. Es imperativo que se tomen decisiones firmes y acertadas para revertir la situación actual y construir un futuro más próspero y estable para todos los bolivianos. La capacidad del Gobierno para responder en los próximos meses será determinante para el rumbo del país en los años venideros.

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