Opinión

Cambiar las losetas por pavimento es borrar nuestra historia

5 de septiembre de 2021, 5:00 AM
5 de septiembre de 2021, 5:00 AM

El 15 de septiembre de 1966 se coloca la primera loseta en la plaza 24 de Septiembre en la acera del Club Social 24 de Septiembre, colindante al edificio donde funcionaba la Alcaldía Municipal, hoy Casa de la Cultura. Hasta aquel momento Santa Cruz de la Sierra era un pueblo polvoriento, mientras otras urbes del país gozaban de todos los servicios básicos.

Este acto tácitamente significaba la ‘capitulación del Estado andinocentrista’, vencido por la unidad del pueblo cruceño que luchó varios años por una justa reivindicación. Ese día estuvieron presentes insignes líderes cívicos como los doctores Melchor Pinto Parada y Elffy Albrecht, que fueron protagonistas y testigos vivos de aquella confrontación centro-periferia.

Los antecedentes sobre el uso de estos materiales se deben a las gestiones del Dr. Jerjes Vaca Díez, quien había cedido al Comité de Obras Públicas de entonces los moldes hexagonales de hormigón simple, luego que fabricantes brasileños autorizaron su uso. Por ello, recibió la “Loseta de Oro”, como justo reconocimiento de esta institución (EL DEBER, 16/09/2006).

El desfile cívico del 24 de septiembre de 1966 se realizó sobre la primera cuadra enlosetada. Aquel día “el pueblo cruceño sentía que iniciaba el recorrido por un nuevo sendero que lo llevaría a encontrar mejor calidad de vida y una ciudad habitable…” (B. Kreidler. Semanario Uno, Septiembre, 2006).

Los recursos económicos para dar inicio al cambio en las calles del centro de la ciudad, no llegaron como una dádiva del Gobierno central. Fue la consecuencia del sacrificio de jóvenes que rindieron su vida, de hombres y mujeres que sobrellevaron el exilio o la prisión, de vejámenes que toleró el pueblo cruceño por los avasallamientos de milicias armadas y del ejército boliviano durante más de dos años, por reivindicar el derecho de percibir un 11% de regalías.

Quisiera que el recuerdo de estos antecedentes sirva para que reflexionen las autoridades y personas que por no conocer estos hechos gloriosos, piden cambiar las losetas por pavimento, reflexionen a este respecto, pues ello significa borrar de un plumazo una parte muy importante de la historia de Santa Cruz. No se trata de una posición chauvinista o conservadora. Es el reconocimiento respetuoso a nuestros padres y abuelos que con su sacrificio nos legaron una ciudad moderna, con alcantarillado, agua y luz.

Cambios de losetas pronto sí, pero no así. No entierren lo poco que queda del centro de nuestra ciudad que cada día pierde más su identidad. El vate mayor Raúl Otero Reiche decía que solamente las calles saben contar historias. “Jadea la serpiente monstruosa del asfalto, las nuevas calles tienen otras fachas, duras, inexpresables, frías, calles standard, calles para otros habitantes clasificados, calles para otros edificios tan altos, tan desnudos que no cabe en las líneas de aquella arquitectura, ni el nido del hornero” (Calles de la ciudad antigua).

Carlos Dabdoub Arrien / Expresidente del Comité Pro Santa Cruz



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