Opinión

Cambios sin sentido y patología del cambio

25 de julio de 2021, 5:00 AM
25 de julio de 2021, 5:00 AM

En lenguaje cotidiano poder es la capacidad de imponer una voluntad, la capacidad de imponer nuestros propios deseos sobre otros. Siguiendo a Karl Deutsch, el poder es un concepto cuantitativo: podría medirse en cada caso por la magnitud de la modificación en el comportamiento de una persona, grupo o sistema de decisión. El poder es efectivo si logro el cambio.

Si la voluntad implica –entre otros– el deseo de no aprender, el poder puede implicar la capacidad de no tener que hacerlo. Tanto la voluntad como el poder pueden constituir aspectos de la patología del aprendizaje social. Por aprendizaje patológico podemos entender un proceso de aprendizaje perverso y que reducirá la capacidad futura de aprendizaje efectivo de la persona u organización, en lugar de aumentarla. La voluntad y el poder acaso lleven con facilidad a tal aprendizaje autodestructivo, ya que pueden implicar la sobre valoración del pasado -y de experiencias adquiridas en un ambiente limitado- con respecto a la vastedad del universo y a experiencias más amplias.

Estos razonamientos de Deutsch son de extraordinaria importancia. Su validez es plena en esta Bolivia del Siglo XXI que sigue reacia al cambio de verdad y se ha acostumbrado a no cambiar por el desarrollo patológico de un aprendizaje autodestructivo y un indigenismo extremo. Pruebas de toda índole están a la vista…

Llevadas al extremo, las formas sencillas de la voluntad y el poder pueden destruir los sistemas de decisión en los cuales se vuelven dominantes. Sin embargo, el poder puede medirse cuantitativamente en una forma menos primitiva. En sentido amplio –explica Deutsch– poder es la capacidad para alcanzar una preferencia particular (o un objetivo particular) con la mínima pérdida de condiciones para elegir un comportamiento diferente o buscar un objetivo diferente. En este sentido amplio, el poder no se relaciona entonces simplemente con la ausencia de una modificación impuesta del comportamiento, sino también con la economía del compromiso, con la capacidad para tomar compromisos alternativos en el futuro.

A pesar de las amplias diferencias en culturas y sociedades, podemos suponer que el valor aceptado con mayor amplitud es la supervivencia. En base a ello según Deutsch tendremos:

1. Sistemas autodestructivos, que pueden auto aniquilarse incluso en ambientes relativamente favorables.

2. Sistemas no viables, que probablemente no sobrevivan al enfrentarse con las dificultades, aunque es probable que no sean forzosamente autodestructivos.

3. Sistemas viables, que quizá conserven su probabilidad original de supervivencia en un ámbito limitado de condiciones ambientales.

4. Sistemas que se autodesarrollan y automejoran; son aquellos capaces de aumentar su probabilidad de supervivencia y sus ámbitos de acción posible en una creciente variedad de ambientes.

La consecuencia de tales nociones es el reconocimiento de que el desarrollo, la adaptabilidad y la capacidad de aprendizaje son esenciales para la supervivencia de sociedades y culturas. A mayor capacidad de adaptación y de sentido del cambio, mayor la posibilidad de progreso. Juzgue el lector lo que sucede en Bolivia y saque su propia conclusión...

Agustín Saavedra Weise es Economista y Politólogo


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