Opinión

cara a cara

24 de septiembre de 2020, 5:00 AM
24 de septiembre de 2020, 5:00 AM

_Santa Cruz está de fiesta por su libertad. Y, a pesar del vertiginoso movimiento en el que siempre está sumergido este departamento, es bueno reflexionar acerca de lo que es y representa para todo el país. 

Es una tierra con brazos abiertos y con infinitas oportunidades para todo el que la elige como morada, esas cualidades permiten que miles de bolivianos y extranjeros lleguen cada año y no se quieran ir, que la convivencia permita configurar a un cruceño con mente amplia y cada día más distante de las visiones maniqueas y extremistas. 

Es esa la impronta que Santa Cruz tiene para ofrecer a Bolivia y al mundo. Solo se trata de alimentar lo nuevo y de seguir abriendo camino para el resto de los bolivianos.

_Todos los poderosos miran con apetito a Santa Cruz. Sin embargo, son pocos los que desde el poder reconocen que los cruceños tienen mucho que aportar al diseño y consolidación de una Bolivia nueva en el siglo XXI. Los políticos sonríen y prometen cuando están en campaña, pero no cumplen cuando llegan al poder. 

Quizás por esa experiencia tan repetida, es necesario que haya una madurez política en esta tierra, que el liderazgo del cruceño se conciba con una mirada nacional, asumiendo que le corresponde y sin pedir permiso. Ya en este departamento conviven en armonía collas, cambas, chapacos y extranjeros, lo que echa por tierra los clichés que pretenden mostrar a los cambas como regionalistas. Los collas que vivimos aquí sabemos que no es así.



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