Opinión

Cara a cara

2 de diciembre de 2020, 11:08 AM
2 de diciembre de 2020, 11:08 AM

Machacando persistentemente con la fábula del ‘golpe’ para desconocer la movilización ciudadana que impulsó el fraude electoral de octubre del 2019, el masismo ha hecho sonar el pututo dando inicio a la caza mayor. ¿Las presas? Los apuntados como ‘desestabilizadores’ del caudillo cocalero que renunció a la presidencia antes de abandonar el país. Una exdiputada del MAS presentó la demanda penal y con mayor celeridad que la mostrada para dejar libres de polvo y paja a figuras prominentes, dirigentes y seguidores del partido azul que tenían cuentas por rendir y a las que falta nomás pedirles disculpas, es muy probable que la justicia afín empiece a llenar las cárceles con cuanto disidente, opositor, ‘golpista’, ‘traidor de la patria’ o enemigo del ‘proceso de cambio’ le sea posible. Y como ya sucedió antes, sin derecho al pataleo y entre rejas, los culpables tendrán que probar su inocencia…

La vida de un viceministro y de sus acompañantes estuvo en riesgo de muerte cuando perseguían a contrabandistas cerca de la frontera con Chile. El vehículo que utilizaban fue apedreado y se filtró el audio amenazante de los camioneros que transportaban carga ilegal. Parece perdida la guerra contra la ‘industria’ del contrabando en el país, especialmente en las zonas fronterizas donde mafias organizadas internan irregularmente mercancía diversa, incluso alimentos y otros bienes que se producen en Bolivia. Es así que sufre la maltrecha economía nacional y la de miles de empresarios y productores legalmente establecidos en tanto se robustece el músculo del contrabando.

 

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