Opinión

cara a cara

24 de marzo de 2021, 5:00 AM
24 de marzo de 2021, 5:00 AM

_Empezando la semana, el presidente rompió su mutismo durante un acto de aniversario y entrega de obras en un vecindario de El Alto. Fue para decir, como si estuviera en discusión, que hará respetar el 55% con que ganó las elecciones de octubre pasado y pedirle a la justicia “traer a los culpables del golpe de Estado”. También señaló que el primer requisito para que la paz social se imponga es necesario que haya…¡justicia!. El problema insalvable es que la justicia en Bolivia no es un poder independiente porque está sometida al régimen de turno y desde lejos huele a podrido porque sus administradores la aplican sin chistar obedeciendo a sus mandantes. Es una realidad irrefutable que prefiere ignorar el jefe de Estado que, de paso, sigue atizando las llamas de la confrontación entre los bolivianos con la cantilena del ‘golpe de Estado’.

_Un clima de tensión política en efervescencia que el Gobierno no logra distender, impide, entre otras cosas, la necesaria y urgente reactivación de la economía nacional. La Cainco ha citado ciertas medidas gubernamentales que, en vez de impulsarlos, le han puesto freno a diversos sectores que demandan condiciones básicas, como coordinación, estabilidad y seguridad jurídica para seguir trabajando y produciendo. También se sugiere la aplicación de políticas sectoriales definidas y la eliminación de la burocracia estatal que traba iniciativas y esfuerzos para producir más y mejor. ¿Lo sabe quien administró, aunque en tiempos de vacas gordas y por cerca de tres lustros, las finanzas del país?



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