Opinión

cara a cara

2 de abril de 2021, 5:00 AM
2 de abril de 2021, 5:00 AM

_Un ataque cavernícola contra la libertad de expresión lo sufrió una autoridad electa el 7M cuando, como tal, fue por la credencial que debía entregarle el TED. ¡Lo obligaron a desnudarse en público! porque vestía una prenda sobre la que manifestaba su legítima protesta ciudadana. En tanto, los periodistas siguen sufriendo agresiones que tornan cada vez más difícil y riesgosa su misión de informar. La arremetida en su contra se genera bajo el clima inflamado de tensiones y conflictos que se prolonga en el país, incluso en plena Semana Santa. En los Yungas, un corresponsal de radio fue retenido durante 10 horas, amarrado y despojado de su equipo de trabajo por transportistas que intentaban romper el bloqueo carretero que mantienen productores cocaleros en la región. Fue confundido con un ‘informante’ de los bloqueadores de la ruta. Días antes, policías antimotines detuvieron a otro comunicador que cumplía su tarea en la misma zona.

_El embate furioso contra los comunicadores se extiende también a las redes sociales. Casi una veintena de reconocidas figuras del periodismo nacional son acusadas, desde el anonimato cobarde, de haber recibido ‘contratos especiales’ durante el Gobierno transitorio de Jeanine Áñez. El encargado de Redacción de El Deber en La Paz, Marcelo Tedesqui, que recientemente reveló las operaciones aéreas irregulares en el aeropuerto de Chimoré, es señalado como uno de los supuestos ‘beneficiados’. No son buenas señales para la libertad de prensa y de expresión que los gobernantes de turno se comprometieron a cuidar y respetar. Es de esperar que cumplan su compromiso.



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