Opinión

Cara a cara

5 de septiembre de 2021, 5:00 AM
5 de septiembre de 2021, 5:00 AM

_Con más de medio millón de hectáreas quemadas, Bolivia ha ‘celebrado’ el Día Nacional de las Áreas Protegidas (AP), instituido por un DS en 2005. En el país, considerado entre los 15 más ‘megadiversos’ del planeta, existen 22 áreas protegidas que son públicas -nos pertenecen a todos-y están, dizque, “bajo la protección del Estado”. Ante el nuevo desastre medioambiental que afecta principalmente a la región cruceña donde en las últimas horas continuaban bajo fuego cuatro AP, debería precisarse en qué términos está dado el cuidado estatal y cuál es el alcance de responsabilidades en los distintos niveles de gobierno, porque la ayuda demandada en medio de las llamas y la humareda llegó ¡quince días después! cuando los incendios eran incontrolables.

_Los verdaderos guardianes del bosque, la mayoría eventuales, sin ítem del TGN y algunos con más de 20 años de trabajo, evocaron la fecha con dolor por tercer año consecutivo tras observar impotentes, in situ, la destrucción de la flora y la fauna del lugar. Por si fuera poco, han tenido que lamentar la muerte de 18 de sus compañeros en el combate desigual que libran contra el fuego, equipados apenas con mochilas de 20 litros, palas, picos y machetes. “Nosotros también somos humanos, nuestro ciclo de vida se acorta al inhalar humo y cenizas”, se escuchó decir a uno de esos heroicos y mal pagados servidores en un acto del Sernap donde no había ningún motivo para festejar con nuestras áreas (des)protegidas ardiendo y en las que, faltaba más, cocaleros impunes expanden sus cultivos ilícitos.



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