Opinión

Cara a cara

1 de diciembre de 2021, 5:00 AM
1 de diciembre de 2021, 5:00 AM

_La lucha sindical boliviana por la reivindicación de sus demandas, contra las dictaduras, por la conquista y/o recuperación de la democracia en el país, se caracterizó por el espíritu férreo, combativo e indomable de sus dirigentes y sostenedores en las décadas comprendidas entre los años 60 y 90 del siglo pasado. En esos tiempos se sucedieron y trascendieron, con matices propios, los liderazgos genuinos, insobornables y valientes de Juan Lechín Oquendo, Filemón Escóbar, Simón Reyes, Oscar Sanjinés, Federico Escóbar, Irineo Pimentel, Oscar Salas y Víctor López, entre otros.

_Todos ellos tuvieron luces y sombras. Acertaron unas veces y erraron otras. Lo que está fuera de cuestionamiento es su integridad y calidad como líderes de gremios poderosos e influyentes como históricamente lo fueron, en especial, fabriles y mineros. Otras de las características que identificaban a esos conductores auténticos eran su personalidad, carisma, formación ideológica, conocimientos y oratoria. Para ser identificados como lo que eran o representaban no necesitaban llevar casco de minero, sombrero, un ‘lluchu’, poncho ni acullicar siquiera.

_Muchos de los actuales ‘ejecutivos’ que pretenden ser representantes de la clase obrera son impostores de nuevo cuño. Son marionetas del poder de turno o que se venden al mejor postor. Se sienten valientes porque gritan fuerte y amenazan en patota. Son parásitos que usufructúan por años del fuero sindical y se dicen de la ‘clase trabajadora’ pero no mueven un dedo para ganarse honradamente el pan nuestro de cada día. Son unos pobres tipos…



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