Opinión

Cara a Cara

17 de enero de 2022, 7:12 AM
17 de enero de 2022, 7:12 AM

Comienzan las inscripciones escolares y el debate sobre las clases es el mismo de todos los años, enfocado en aspectos que no son centrales en la formación de los niños y jóvenes del país. Ahora mismo, las energías del Ministerio de Educación se enfocan en si se debe subir o no el precio de las pensiones escolares; sin embargo, no se está hablando de la calidad de la educación o de la introducción de mejoras. La educación fue un fracaso durante el primer año de la pandemia y el segundo año no fue mejor. Miles de estudiantes siguieron tropezando con la falta de dispositivos electrónicos y de conectividad para pasar las clases virtuales. A ello hay que añadir que no se capacitó adecuadamente a los maestros para que los estudiantes aprovechen el tiempo de clases. ¿Cambiará algo este 2022? Se espera que las actividades sean presenciales, pero empezarán a distancia y se corre el peligro de se repita la experiencia.

Es tiempo de que la comunidad educativa haga algo al respecto. Padres, madres y alumnos temen que la brecha educativa en Bolivia sea superior con relación a otros países del continente y del mundo. Vivimos en una realidad+ global y es preciso hacer una revisión de los contenidos y prácticas en la escuela. De lo contrario, se estará formando a niños y jóvenes sin las habilidades necesarias para enfrentar los retos que impone el mundo en este momento. A maestros y directores, así como a las autoridades estatales de todos los niveles les hace falta levantar la cabeza y mirar más allá de lo mínimo indispensable, a fin de que el mundo no nos deje atrás.

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