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17 de junio de 2022, 3:55 AM
17 de junio de 2022, 3:55 AM

El avión venezolano-iraní retenido en Argentina debiera preocupar a toda la región, comenzando por Bolivia, que lejos de eso, se presta a colaborar para el ‘rescate’ de los tripulantes que están en Buenos Aires, prestando un avión de la estatal Boa para llevar y traer pasajeros, en una operación fallida. Argentina le negó a BoA el ingreso del vuelo del miércoles que intentaba como continuación del vuelo de la venezolana Conviasa que llegó de Caracas a Viru Viru.

Y debiera preocupar porque Irán nada bueno trae entre manos. El Estado de Israel expresó su preocupación por la actividad de las compañías aéreas Mahan Air y Qeshm Fars Air en América Latina, porque señala que se dedican al tráfico de armamento y al traslado de personas y equipos que operan para la Fuerza Quds, sancionadas por Estados Unidos por estar involucradas en actividades terroristas.

Al gobierno de Argentina, aliado de Venezuela al igual que Bolivia, no le quedó más opción que actuar correctamente al detener al avión y sus tripulantes mientras dura una investigación bajo secreto de sumario. La razón es que ese país tiene una herida abierta desde 1994 cuando el terrorismo iraní hizo explotar la sede judía de la Amia, que dejó 114 muertos y unos 500 heridos. Uno de los integrantes de la Fuerza Quds figura como autor intelectual de aquel atentado criminal. Con Irán no se juega, Europa y Estados Unidos lo saben, pero en Sudamérica parece que a nadie le interesa mucho. Las consecuencias serán catastróficas si eso no se detiene.

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