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Cara a Cara

30 de agosto de 2022, 4:00 AM
30 de agosto de 2022, 4:00 AM

La tarde-noche del domingo captó el interés de los futboleros bolivianos el encuentro entre Boca Juniors y Atlético Tucumán en la mítica y ululante Bombonera. La razón principal de la expectativa se centraba en la presencia de Carlos Emilio Lampe bajo el arco del actual y sorprendente líder del competitivo fútbol argentino y en el que milita con suceso nuestro compatriota. Ganó Boca 2-1 sin que Lampe nada tuviera que ver en las dos caídas de su valla. Respondió las veces que fue exigido e incluso alcanzó mayor notoriedad cuando, en los minutos finales, se acercó hasta el área xeneize buscando conectar un tiro de esquina. ¿Se imaginan lo que se diría en Argentina y en el planeta futbol sobre el gol de un arquero boliviano para empatarle sobre la hora a Boca en su propio templo sagrado?

 Pasado el encuentro, Lampe despertó las iras de hinchas tucumanos por un inapropiado gesto suyo tras el ritual acostumbrado del intercambio de camisetas entre jugadores adversarios: Se vistió con los colores azul y oro antes de abandonar el campo de juego. Acaso su intención, -irreflexiva en ese momento-, fue hacerle un guiño a la hinchada boquense. No debió hacerlo y huelgan las razones del porqué. Él tiene experiencia y sabe muy bien que el hincha lleva a flor de piel el sentimiento como tal. Carlos Lampe no oculta sus simpatías por Boca donde estuvo, aunque sin tener la chance de jugar. Por ahora, es arquero de otro equipo. Tendría que haber ofrecido disculpas a sus seguidores. O esforzarse para atajar las críticas.

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