Opinión

Cara a Cara

22 de febrero de 2023, 4:05 AM
22 de febrero de 2023, 4:05 AM

 Aunque quedan pendientes algunas actividades como el Carnavalito del domingo venidero, -no es para tomar en serio la coronación ‘a posteriori’ de la simpática María Laura I ni las ‘precas’ en ¡abril!,- el Carnaval cruceño 2023 ya es historia. Por implicaciones políticas y sociales que no viene al caso comentar, la ‘fiesta grande’ de los cruceños reconocida como alegre, vibrante y participativa, no fue la de otros años. Esta versión se vio opacada por la renuncia de la reina Elu y el desistimiento de decenas de comparsas tradicionales y femeninas. Fue, en síntesis, un Carnaval sin espíritu, casi inexpresivo. Sin calle ni banda. Mejores matices alcanzaron festividades de otras latitudes.

 Y tras las acusaciones que salpicaron a los hijos de Luis Arce y Evo Morales,  durante la festividad del dios Momo tampoco pasaron desapercibidas, sobre el embarrado terreno de la política, las coplas entre ‘arcistas’ y ‘evistas’ cantándose sus verdades entre broma y broma, sin dejar de llamarse tribilines, tilines y chupacalcetines.

 En medio de aires carnavaleros y buscando el poder que lo obnubila, Morales pidió que “nadie se moleste” con los grupos de trabajo que está organizando para debatir la ‘agenda posbicentenario’. Aunque dijo que fue ‘tergiversado’ cuando reveló públicamente que sostiene ‘encuentros de coordinación’ con exjefes militares y policiales, “de manera muy reservada y camuflada”, para evitar represalias contra los uniformados. Activos o pasivos es el quid de la cuestión.