20 de marzo de 2023, 4:10 AM
20 de marzo de 2023, 4:10 AM

Un hombre logró ingresar a una institución pública para desarrollar sus aptitudes y habilidades. Su currículum mostraba que tenía experiencia y que, en los últimos años, había estado vinculado al área de su desempeño, por lo que se podía concluir que podía desempeñarse con solvencia. Sin embargo, pasaron
los meses y hasta dos años sin que se vea el resultado efectivo de las promesas que había hecho. El empleador del que no muestra resultados, del alcalde, es el ciudadano de Santa Cruz de la Sierra, que votó por las expectativas generadas en una campaña electoral cargada de ofertas.


Dos años después de haber ingresado como alcalde, la autoridad dijo que recién está comenzando a trabajar. Culpó al desorden en que quedó la Alcaldía tras la gestión de Angélica Sosa y a otros problemas (por supuesto ajenos a él). El resultado de la inacción es el estado actual de la ciudad: sucia, con mercados a cada paso, con caos en las calles y avenidas porque no hay un ordenamiento del tráfico y un largo etcétera de problemas que no deberían existir. No en una ciudad que administra más de un millón de bolivianos al día, que tiene millones de habitantes y que demanda soluciones para ayer.


Los ciudadanos, que son los que le pagan el sueldo al servidor que recién empieza a trabajar, deben estar molestos. Lo cierto es que esa población tiene
necesidades y merece que sean atendidas, porque cualquier empleador espera un desempeño eficiente y dedicado de aquel al que confía tareas y responsabilidades.

 




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