1 de marzo de 2024, 4:00 AM
1 de marzo de 2024, 4:00 AM


La ciudad grigotana que acaba de cumplir los 463 años de su fundación, se ha convertido en la más extensa y poblada de Bolivia. Si su fundador volviera a la vida, quedaría petrificado del asombro ante la transformación experimentada por la pequeña y empolvada aldea de sus inicios a la actual urbe de crecimiento permanente y caótico. Con sus fortalezas y debilidades. Como todos los conglomerados humanos de comportamientos disímiles.

En el multitudinario y diverso vecindario cruceño, las relaciones interpersonales en el diario vivir son cada vez más complicadas por una razón simple: No son respetadas, -como deseable fuera-, las reglas para el funcionamiento de una vecindad fundada en valores. Como la solidaridad, la inteligencia, el respeto, la afabilidad, la responsabilidad mutua, la cooperación, el sentido común, entre otros. Es evidente que la vida agitada en una metrópolis como la cruceña consume, entre las prisas y el estrés, todo el tiempo disponible y dificulta una convivencia sana y agradable.

Son visibles y múltiples las actitudes de cuantos entorpecen la convivencia civilizada en Santa Cruz de la Sierra. Un espíritu transgresor les induce, deliberadamente, a cometer faltas y contravenciones, las más frecuentes relacionadas con las normas de tránsito. O con la ausencia de respeto por la ciudad. Por el vecino. Enumerarlas sería largo. Entre todos, sumando actitudes positivas y restando las opuestas al beneficio colectivo, es posible construir una buena vecindad. Asumamos un compromiso firme y duradero para lograrlo.

 

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