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4 de abril de 2024, 4:00 AM
4 de abril de 2024, 4:00 AM

Se ha nombrado un nuevo fiscal departamental en Cochabamba: Osvaldo Tejerina. Aunque este abogado puede contar con méritos profesionales destacados, su historial muestra que durante su tiempo como fiscal de materia en Santa Cruz, llevó adelante procesos contra unos 15 líderes cruceños y respaldó la campaña por la reelección de Evo Morales. Estos antecedentes no son necesariamente los atributos ideales para garantizar un sentido de ecuanimidad, fundamental para una administración de justicia imparcial. Lo posesionó en el cargo el fiscal general, Juan Lanchipa, quien ha ejercido su posición desde la época de Evo.

Nos estamos acostumbrando a liderazgos basados en designaciones formales, y se extraña la presencia de líderes que se hayan ganado su posición a través de sus habilidades y carisma. Este tipo de liderazgo surge del respeto, la confianza y la admiración que los demás tienen hacia esa persona debido a sus cualidades y acciones. Los "demás" podrían ser los colegas o el mundo académico, que reconocen las contribuciones del líder a su profesión. En última instancia, lo que define a un líder efectivo no es su título o posición, sino su capacidad para inspirar, influir y guiar a los demás hacia el éxito compartido.

Es evidente que la administración de justicia actualmente carece de líderes con estas características. Lo ideal sería que aquellos designados para puestos de autoridad en el ámbito judicial sean capaces de demostrar una imparcialidad y una integridad irreprochables, independientemente de sus afiliaciones políticas pasadas.

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