7 de abril de 2024, 4:00 AM
7 de abril de 2024, 4:00 AM

El plástico apareció en el planeta como ‘gran descubrimiento’ en los años 50’ del siglo pasado. Es un material ligero, duradero, barato y fácil de modificar. Cuando un envase, bolsa o botella de plástico cae al suelo, rápidamente se produce la liberación de sustancias tóxicas que dañan sus propiedades. Y lo más probable es que se acabe filtrando por el subsuelo, afectando así aguas subterráneas y nutrientes de la superficie.

El impacto medioambiental del plástico es muy agresivo, especialmente por su lenta degradabilidad y composición química. La contaminación del plástico se ha convertido en uno de los retos medioambientales más urgentes de nuestro tiempo. En el planeta, cada minuto se entregan un millón de botellas plásticas y 10 millones de bolsas. Luego, sus residuos ahogan vías fluviales, contaminan océanos, matan la vida silvestre y hasta se infiltran en la cadena alimentaria humana.

Con sus calles, avenidas, plazas y parques inundados por ese material contaminante, la nuestra se está convirtiendo en una ‘ciudad de plástico’. Los vientos desparraman bolsas, botellas, vasos, platillos y otros desechos que, desaprensivamente, la gente deja caer al paso o desde vehículos en movimiento, en vez de depositarlos como basura o de limitar su uso. Es imperativo la toma de conciencia ciudadana frente a un problema creciente que para su solución al menos gradual, demanda un compromiso social inexcusable. No se puede seguir haciendo ‘bolsa’ las condiciones básicas de una convivencia civilizada, descontaminada y saludable.

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