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31 de julio de 2024, 4:00 AM
31 de julio de 2024, 4:00 AM

De previsible manera, Bolivia fue el único país en sacar los pies del plato en el vecindario continental, contándose también entre los primeros en saludar efusivamente la victoria pírrica de Nicolás Maduro en las elecciones generales celebradas el domingo 28 en Venezuela, tras un proceso plagado de irregularidades. Toda una desfachatez. El embajador en Caracas, Sebastián Michel, justificó la decisión argumentando que es una ‘injerencia’ en los asuntos internos venezolanos solicitar la verificación del voto, como lo hicieron otros países entre los que no reconocen el resultado del escrutinio o demandan que se transparente el cómputo oficial.

Las ‘felicitaciones’ de Bolivia, junto a las de la cofradía social izquierdista que conforman China, Rusia, Cuba, Nicaragua y Honduras, fueron transmitidas al cuestionado Maduro, cuando millones de venezolanos protestaban y eran reprimidos violentamente en las calles por el fraude electoral denunciado por la oposición, en tanto crecía la inquietud de la comunidad internacional por el flagrante y torpe desconocimiento de la voluntad soberana expresada con contundencia en las urnas.

 Pero mirando hacia otro lado, el embajador Michel consideró como necesario gesto de ‘cortesía’ saludar a Maduro para dizque mantener en los mejores términos la relación bilateral. Y lo hizo sin ruborizarse ni importarle un ápice comprometer a todo un país con su adhesión al embustero, tramposo y antidemocrático régimen chavista que encarna Maduro y que lleva 25 largos e insufribles años atornillado al poder. ¡Qué vergüenza!


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