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6 de septiembre de 2024, 4:00 AM
6 de septiembre de 2024, 4:00 AM

La Real Academia Española (RAE) define al canalla como una “persona despreciable y de malos procederes” e identifica  la misoginia como “el miedo, la aversión, el desprecio o el odio hacia las mujeres”. El ministro de Gobierno, Eduardo Del Castillo ha incurrido en una canallada y develado su talante misógeno contra la diputada Luisa Náyar(CC). La ofendió gratuita y torpemente, tan solo porque ella cuestionó los resultados del Censo Nacional de Población y Vivienda, -como lo hicieron tantas otras ciudadanas y ciudadanos bolivianos, en uso de su derecho constitucional a manifestarse libremente. Por tanto, le debe unas disculpas públicas, aunque es improbable que se las ofrezca. Lo cortés no quita lo valiente, señor ministro.

De la canallada también se hizo eco la diputada masista Deisy Choque que utilizando la misma línea intolerante, agresiva y vulgar de Del Castillo, despotricó contra quienes protestan contra el Censo porque “son personas que ni siquiera tienen hijos y prefieren criar perros en lugar de tener hijos”.

¿Se librarían de las críticas insensatas, desubicadas y perversas de Del Castillo y Choque las mujeres madres de prole numerosa si por ventura abrieran la boca para manifestar su desacuerdo o dudas con las cifras que arrojó el Censo? Al fin y al cabo, es de tiempo largo y ampliamente justificada la desconfianza ciudadana en cualquier acto que lleve sello gubernamental, -el INE incluido-, mientras que de sus funcionarios, operadores y/o representantes puede esperarse cualquier cosa en el reino de las bellaquerías.

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