Cara a cara
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Eran otros tiempos mejores cuando la conducción de la Central Obrera Boliviana (COB) estaba en manos de líderes auténticos que representaban, sin medias tintas ni imposturas, a la clase trabajadora del país. La referencia corresponde a las figuras que entonces encarnaban Juan Lechín Oquendo, Simón Reyes, Víctor López, Édgar ‘Huracán’ Ramírez y Óscar Salas. Los cinco eran también considerados como los conductores ‘históricos’ de la organización laboral. Juan Carlos Huarachi, el actual ejecutivo de la COB, no parece estar a la altura de sus antecesores ni de las circunstancias.
Como alfil del Gobierno, Huarachi promovió ayer una marcha desde El Alto hasta el ‘kilómetro 0’ en la Plaza Murillo. La convocatoria fue ‘en defensa de la democracia y de los derechos de los trabajadores’. Días antes, la COB había sufrido la toma violenta de su sede, atribuida a la facción evista. Su secretario ejecutivo la atribuyó a un intento de golpe sindical mientras que para el presidente Arce el ataque fue ejecutado por ‘grupos fascistas y vandálicos’ que buscan el poder a toda costa, sin respetar la CPE ni el proceso democrático en el país.
Y como Huarachi había amenazado con la toma de la ALP por no aprobar créditos de hasta $us 1.000 millones dizque “para el desarrollo del país”, una turba intentó forzar su ingreso al Parlamento. Entonces mujeres de pollera de uno y otro bando se dieron golpes de puño y jalones de pelo. Brutal y grotesca pelea callejera en correspondencia a la conducción errática de una COB desacreditada y muy venida a menos.