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10 de octubre de 2024, 3:00 AM
10 de octubre de 2024, 3:00 AM

Este jueves se cumple una semana de la desgarradora imagen de un hombre arrodillado mirando cómo su casa, hecha de hojas de palma de Motacú, sucumbía ante las voraces llamas de los incendios forestales en Riberalta.

La imagen que estuvo en las retinas de los bolivianos era dramática, muchos nos preguntamos ¿qué le estaría pasando por la mente en el preciso momento de la foto? Pero esa historia ya la contamos y es un ejemplo de resiliencia. La desgracia se llevó el hogar que levantó con sus propias manos, y Remy Darwin Gómez no se quedó con la desgracia, se arrodilló para dar gracias a Dios porque salió con vida e ileso, él y su familia. Está dispuesto a empezar de nuevo.

Pero esta desgracia no es la única, con las llamas, aparecen nuevas desgracias y otros como Remy. En Pando, un departamento al que casi nunca se mira, y que no está en los informes del Gobierno cuando se habla de incendios, hay nuevas casas quemadas y familias enteras evacuadas. ¡Cuánto dolor! ¡Cuánta impotencia! ¿Hasta cuándo?

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