Opinión

China en el ojo de la tormenta mundial y Bolivia frente a cuatro virus

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16 de junio de 2020, 3:00 AM
16 de junio de 2020, 3:00 AM

Conforme a informes de la Organización de Naciones Unidas (ONU), la población mundial llega a 7,7 millones de la cual se estima que 3.400 viven en situación de pobreza extrema; sin embargo para el Banco Mundial (BM) la reducción lograda en 1000 millones en los últimos 25 años lo cataloga como el mayor logro de la humanidad. Es fácil vivir de proyecciones cuando lo más importante es la cultura de la ética financiera, si según Ferrajoli Luigi si los 188 países de la ONU cedieran el 1% del PIB no habría pobres en el mundo.

La China del régimen comunista de Xi Jinping tiene 1.411.823 millones de población y desde que se inició el brote del SARS-2 Covid-19 en uno de los laboratorios de Wuhan hace más de 6 meses, actualmente registra 83.132 casos infectados, 4.634 fallecidos y 57 casos de brote en Pekín, sin que el virus se haya expandido a Beijing, Hong Kong y sin límites a cinco continentes.

Cómo puede explicarse que organizaciones comunitarias mundiales y regionales como la ONU, OEA, OAE, UE entre otras, ante el impacto genético del COVID-19 sus economías y sistemas sanitarios se hayan derrumbado, sin que las medidas más inteligentes sean capaces de romper con la dependencia comercial interconectada con el país asiático. Régimen que al estar cuestionado por información tardía, no se inmuta en hacer negocios millonarios proveyendo material sanitario que fueron rechazados por España, Italia y otros, por no cumplir los estándares internacionales de bioseguridad. En los sistemas comunistas parece que los principios de buena fe y solidaridad no cuentan, así sea en épocas de pandemia y cuando se trata de control planetario.

Hace una semana atrás, paradójicamente Xi Jinping en tono imperial dijo: “Que su país está disponible como bien público global” ante la pandemia, posición que desnuda su doble moral al ocultar información y considerar que las demandas anunciadas de responsabilidad son confabulaciones colectivas y xenófobas.

En este plano, el Primer Ministro de Australia Scott Morrison exigió una investigación internacional sobre los orígenes de la pandemia del coronavirus, tomando como base los estudios del profesor Angus Daigleish del Hospital St George´s de la Universidad de Londres y el Urólogo Noruego Birger Sorensen, científicos que afirman haber encontrado en sus investigaciones: “secciones insertadas y colocadas en la superficie de la espiga del SARS-COV-2”, que podrían explicar cómo se une el virus con células humanas.

A esta conclusión, Dearlove Richard exjefe del servicio de inteligencia de Londres y con amplia experiencia en estudios de informes científicos, aseveró creer que la cepa mortal se originó en el Instituto de Urología de la ciudad de Wuhan, extraídas de las secuencias genéticas del virus que fue insertado de forma artificial y, que no surgió naturalmente, sino que fue creado por científicos chinos. Remarcó que el virus tiene huellas digitales, que indican manipulación internacional por parte de humanos.

Por su parte, Mike Pompeo Secretario de Estado EEUU., expresó: “hay una cadena de pruebas que el régimen de china hizo todo lo posible para asegurarse de que el mundo no se enterara a tiempo sobre el COVID, clásico esfuerzo de desinformación comunistas”. Tanto Pompeo como Donald Trump prometieron que buscarán que el gobierno chino se haga responsable y cuando EEUU lo decida. El daño en vidas humanas alcanza a más de 7,8 millones de casos y 431.000 fallecidos (14-06-2020) y la paralización global de industrias, destruyeron las economías de 188 países, que con pruebas apuntan a China como la responsable de la pandemia. El paraguas de país número uno en el mundo, probablemente no será suficiente para cubrirse de la tormenta de pruebas –ni le baste el riesgo enorme-, acuñado por Xi Jinping.

En Bolivia desde hace seis meses del régimen constitucional transitorio de la Presidenta Jeanine Añez, su pecado fue haberse postulado, pero legítimo en su derecho democrático, porque ninguna cláusula constitucional le restringe. Es evidente, que ha tenido que enfrentar el caso respiradores (confabulación al mejor estilo del MAS y sus agentes cubanos) que se está investigando por el Ministerio Público, complaciente con casos gravísimos y severo con hechos de menor calado. La prueba del sesgo podría plasmarse en la extemporánea orden roja de detención entregada a interpol –si Evo Morales- ya estuviera con refugio del CONARE- en Argentina.

Una celebridad del constitucional Balaguer Francisco apuntilló refiriéndose a los órganos de la justicia que, las larvas son peligrosas como son los virus de la política, contradictorios y disfuncionales. 

La pandemia del COVID-19 en nuestro país que registra 18.459 infectados (617 casos nuevos) y 611 fallecidos (14-06-2020), han colapsado hospitales y esa falta de laboratorios, reactivos, ítems, aplicación de pruebas tempranas y masivas, tampoco se puede atribuir toda la responsabilidad a la presidente y su equipo, si ha recibido como herencia luego de 14 años de Evo Morales una sanidad precaria, donde la salud ni para el legislativo, SEDES y comunas fue prioritaria. Tanto es así, que ahora tiene que enfrentarse con el narcotráfico que es el virus más contagioso y lucrativo en el Trópico de Cochabamba y, en su perfección perversa para la salud, se ha transformado en cepas malignas como las manifestaciones viles, cobardes de ataques agresivos contra periodistas del Diario El Deber y UNITEL en un día consagrado al Corpus Christi y, últimamente, en agresiones contra médicos que son la vanguardia de la vida y salud de las familias bolivianas. 

También, se suma a lo anterior, el virus de la corrupción monumental en cadena, congelada en la impunidad por quienes tienen la responsabilidad institucional de esclarecer y sancionar a los responsables y, como si el carcinoma fuera un acervo ético, con cinismo se reconducen para activar casos sin justificación, al menos si los supuestos involucrados son autoridades de alto rango del actual gobierno democrático.

De otro lado, La Asamblea Legislativa con su filosofía ideologizada virulenta (ALP), parece estar desenfocada de la realidad, si la crisis sanitaria ha puesto en evidencia las desigualdades sociales y económicas desde el periodo 2006-2019 y, esto es tan escalofriante, que 3,9 millones de personas viven en situación de pobreza, 1,7 millones en pobreza extrema y un 80% son informales. Por tanto, ¿por qué se obstruye la ley de transferencia del 12 % del IDH (516 millones) a gobiernos sub-nacionales? Y no se aprueban 3 préstamos de 4 presentados del orden de 1629 millones para atender emergencias del COVID-19. Sin embargo, sin concreción jurídica razonable, pretenden vulnerar la Constitución al sancionar una Ley de Estado de Excepción (arts. 137, 138, 139 y 140 CPE), mutilando las competencias de las FFAA y la Policía Boliviana, cuya misión de la primera: es defender la seguridad del Estado, estabilidad del gobierno y asegurar el imperio de la Constitución y, la segunda, la defensa de la sociedad, conservación del orden público y las leyes (arts. 243, 244, 251.I.II y 152 CPE), hecho que supone responder a un manto de impunidad contra manifestaciones hostiles e ilegalizadas como las ocurridas en Senkata y Sacaba.

En conclusión recordemos a Bobbio Norberto: “un derecho, en definitiva, vale lo que vale una garantía”. En efecto, la vida y la salud son derechos esenciales y troncales que permiten el despliegue de la libertad y dignidad humana al estar protegidos por la Constitución y las normativas internacionales; por ello, bastará aplicar los principios de razonabilidad y proporcionalidad para priorizar la vida antes que las elecciones tal como expresó Monseñor Jesús Juárez, como no guardar las inconstitucionalidades de leyes.

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