Opinión

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Cotiza en el mercado la esperanza para sobrevivir al Covid-19

31 de julio de 2020, 3:00 AM
31 de julio de 2020, 3:00 AM

Los testaferros de la salud brillan tras oscuros intereses, en sonatas irreverentes, ocultos tras mostradores, en un juego en el que aumentan los jugadores, pero no son necesarios, eso los llamamos exceso de intermediarios, que hicieron que suban los precios en medicamentos y no tanto así la cadena de suministros.

La racionalidad de la nueva normalidad esta regida por un viejo refrán, “a río revuelto, ganancia de pescadores”, esto se viene convirtiendo en un fenómeno en esta coyuntura, donde no hay conciencia.

Desde el lanzamiento del decreto Supremo 4192, que determina cero aranceles por la importaciones de insumos, medicamentos, dispositivos médicos, equipamiento, reactivos y detectores de fiebre, productos destinados contra el avance del coronavirus, el país dejó de percibir Bs 34,6 millones hasta marzo de este año.

Pero este beneficio para los importadores se convirtió en el vía crucis de cada día para los consumidores, que intentan conseguir un mejor precio, una batalla perdida por cierto, al tener que lidiar con estos tiburones del agio y la especulación, disfrazados por sus vidrieras donde muestran empatía y lo que consiguen es el poder ganarle un pedazo a esta crisis, a costilla de los desesperados ciudadanos.

Pero en este río no solo están ganando los vendedores de fármacos, sino también los que, aprovechándose de la letalidad que deja esta pandemia, recurren a las pruebas rápidas, las cuales van desde la módica suma desde Bs 350, ¡ojo¡ los más conscientes, hasta los más inconscientes como tantos laboratorios, autorizados por el Ministerio que se ocupa por la ¨salud de los bolivianos¨, con precios que oscilan entre los 800 a 1.000 Bs y realmente solo dios o cualquier deidad que adores, sabe lo que realmente está sucediendo en el mercado y cuál es el verdadero valor real de estos reactivos, que te ayudan a descubrir si perdiste en ésta ruleta rusa que es el Covid-19.

Pero aún queda retratar a un pirata más de esta crisis sanitaria, estos vienen disfrazados de eficiencia, las clínicas privadas. Hay muchos ejemplos de estos actores del agio, que te piden para ser atendido un depósitos de Bs 10.000 si eres paciente Covid, sin contar que la cama por día que te cuesta Bs 2.500, el derecho de internación Bs 600 y si te pegó mal este enemigo invisible y necesitas terapia intensiva el costo es Bs 11.000 diario y donde tu deposito se vuelve después de 14 días de internación, en la quinceava parte del monto total a pagar, eso si corres con la suerte de poder salir vivo y ganarle la carrera al coronavirus.

Aún es más triste la suerte de los que tienen seguros médicos o son atendidos en los centros de aislamiento dependientes del Estado, Gobernaciones o Alcaldías. En estos establecimientos te dejan la factura en tu bolsillo, después de haber recibido una sola comida al día y la atención de los desprotegidos y temerosos médicos, que se enfrentan a este enemigo invisible, con insuficientes medidas de bioseguridad y mediocres políticas de prevención.

En este mar de vicisitudes, únicamente nos queda recordar que la oferta y la demanda es la que se impone en el mercado y, lo único que importa, es salvar tu vida al costo que sea, porque es lo más valioso que tenemos.

Me adhiero al dolor de miles de bolivianos que perdieron a sus familiares y al valor de hombres y mujeres, que ofrendaron su vida por salvar la del prójimo, hoy un acto de heroísmo sin límites.

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