Opinión

Creer, una cuestión de fe

17 de diciembre de 2019, 3:00 AM
17 de diciembre de 2019, 3:00 AM

​​Alejandra Hornos - Psicoanalista​​

Una creencia es una auténtica convicción subjetiva, idea o representación mental que tiene estatuto de verdad para quien se adhiere a ella. 

Del latín “credere”, que significa “poner confianza en”, su raíz indoeuropea apunta a “poner el corazón”; por ello es que poner el ánimo o la confianza en algo, no tiene que ver necesariamente con los hechos o al raciocinio sino con aquellos pensamientos, ideas o sentimientos en los que uno pone el afecto, el ánimo o la fe. 

Se desarrollan en su vertiente de valor o de prejuicio, favoreciéndonos o limitándonos en el lazo social, respectivamente.  Nuestras creencias se constituyen en el paradigma con el que interpretar nuestra realidad; sin embargo, cada quien tiene su propio paradigma y es por esto que el poder preguntarnos y reflexionar respecto a ellas, permite la flex ibilidad necesaria para poder hacer con las diferencias que nos habitan.

Las últimas efemérides en nuestra patria, han dado sobrada cuenta de lo que creer y confiar puede traer como efecto. En Bolivia - finalizado el tiempo de quejas y manifestaciones por respeto al voto - la inercia de la paciencia se rompió y un imposible de soportar empujó a rebelarse. Los ciudadanos creyeron y confiaron en un cambio posible. 

Jacques - Alain Miller en su texto “¿Cómo rebelarse?” refiere que una rebelión se hace, no se delibera; su esencia es un “no” jugado al instante. El “Bolivia dijo No” del 21F se resignificó en un paro por tiempo indefinido.

Albert Camus, en “el hombre rebelde” considera que la seriedad de una rebelión se mide a partir de quien la soporta; en ella se pone en juego la pérdida de bienes, de bienestar, de libertad e incluso de la vida. La rebelión fue cosa seria en Bolivia, la fe en sus diferentes manifestaciones y la lealtad a una causa, forjaron el soporte posible en tiempos de la rebelión de las pititas.

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