Opinión

Cristiana sepultura

19 de abril de 2021, 7:17 AM
19 de abril de 2021, 7:17 AM

La Unión Soviética murió el 9 de noviembre de 1989 cuando cayó el muro de Berlín. El acta de defunción, sin embargo, fue escrita el 8 de diciembre de 1991, cuando se disolvió la URSS.

El Movimiento al Socialismo (MAS) se cayó el 11 de noviembre de 2019, cuando el cocalero Morales huyó del país. Pero su acta de defunción fue escrita el 11 de abril de 2021, cuando sufrió la derrota en cuatro departamentos.

Cuando cayó el muro, los soviéticos no tenían esperanza alguna de hacer sobrevivir a la que fue una superpotencia y los jerarcas del partido se dedicaron a disputarse los despojos, como ocurrió con las cositas de la Bubulina en la película Zorba el Griego.

En el caso del MAS, la disputa por los despojos del que fue el partido dominante entre 2006 y 2019 está dando un espectáculo desagradable. Tampoco tienen esperanzas de que el aparato pueda sobrevivir a los golpes que recibió.

Los soviéticos habían librado la guerra fría contra Estados Unidos desde 1945, pero fueron derrotados. Los norteamericanos tuvieron un aliado infalible para ganar esa guerra: el comunismo.

Los masistas, a su vez, llegaron al 11 de noviembre de 2019 derrotados de antemano. El aliado que tuvo la Bolivia democrática fue la corrupción del MAS y el hecho de que su caudillo perteneciera al sector económico más desprestigiado: era cocalero.

Difícil gobernar un país en nombre de una actividad económica ilegal y pretender subsistir. Alguna vez le dije a mi amigo Filemón Escóbar por qué, siendo un legendario dirigente minero, había elegido sumarse a los cocaleros para hacer la revolución, y que hubiera sido igual a que se sumara a la asociación de pedófilos (sin pensar en que estaba haciendo una alusión tan certera). Filipo se enojó conmigo pero luego, cuando dejó el MAS, me devolvió su amistad y su solidaridad.

Los herederos de los soviéticos se dedicaron desde 1991 a sobrevivir apoyados en el arsenal atómico que habían heredado. Se ocuparon a la creación de sistemas muy eficientes para adulterar resultados electorales en otros países, por los que ahora tendrán que responder ante foros internacionales. Y están atormentando a Ucrania.

El espectáculo que están dando ahora los masistas es muy grotesco. Se disputan los cargos de un gobierno que llegó al poder gracias a un sistema fraudulento, quizá de origen soviético, un sistema que todavía no ha sido desarmado.

El cuerpo del MAS ha entrado en descomposición. Aunque no se lo merezca, habría que darle una cristiana sepultura.

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