El Deber logo
2 de septiembre de 2024, 4:01 AM
2 de septiembre de 2024, 4:01 AM

Claudia Vaca |FILÓLOGA Y ESCRITORA

Hace unos meses, por razones laborales, estuve sumergida en la lectura de reportes estadísticos y descriptivos relacionados con la seguridad en el mundo digital y la vulneración de los derechos educativos, culturales y fundamentales de la niñez, adolescencia, mujeres y poblaciones indígenas y campesinas en diversas partes del mundo. En este contexto, empleamos un sistema de interpretación basado en la ciberpragmática, el análisis de discurso y la etnografía virtual, con los que ya había trabajado antes, en lo que fuera mi tesis doctoral y otras consultorías. Este enfoque filológico interdisciplinario nos permitió procesar datos numéricos y lingüísticos, otorgándoles un corpus que facilita la reconfiguración de posibles soluciones frente a la actual crisis en materia de seguridad ciudadana, identidades en tránsito, fragilidad de las democracias, entre otros.

Todas estas realidades comparten un elemento común: están intermediadas por la cultura digital y hay una ausencia de reflexión ciudadana sobre esta realidad. No es necesario tener WhatsApp, Telegram, etc. para estar inmerso en esta cultura digital; basta con tener correo electrónico o número de teléfono, para estar a un clic de ser víctima de ciberdelitos o secuestros.

En este sentido, y para brindar recursos de autorreflexión sobre nuestra vida en esta cultura digital, propia del siglo XXI, quisiera destacar el libro “Etnografía vir tual” de Christine Hine, que invita a repasar una serie de transformaciones de las identidades en entornos digitales y los cambios de conducta comunicacional, patrones de palabras orales, escritas o gestos, aspectos proxémicos, etc. que surgen con la mediación tecnológica. Esta obra es relevante para todo ciudadano que busque herramientas para comprender y navegar el mundo actual con mayor precaución y actitud de autoobservación de sus prácticas en la red.

Dentro de las humanidades, y específicamente en la filología, el debate sobre la ciberpragmática, el análisis del discurso y las interacciones comunicativas mediadas por códigos de la cultura digital global, está en auge, a muchos filólogos se los requiere para analizar y procesar datos que la IA logra articular, configurar, pero el nivel ético, hermenéutico y de subjetividad interpretativa entre distintos marcos y singularidades culturales de cada rincón del mundo, ese nivel aún no lo tiene la IA porque no está totalmente alimentada con los contenidos, por lo tanto para bucear, necesitan profesionales de las Ciencias Sociales, humanidades, en especial del lenguaje y la literatura, filosofía y política.

Este debate aborda cómo es tas realidades impactan nuestra comunicación, la seguridad ciudadana, la calidad de las democracias y aspectos asociados con el autoritarismo, los fraudes electorales, la manipulación de datos censales, los secuestros, los casos de pedofilia y estupro. Aunque estos temas también se reflejan en la literatura, la realidad a menudo supera a la ficción.

A través del análisis de discursos en grupos de noticias, Christine Hine examina la gestión de la identidad y la autenticidad en línea, subrayando la búsqueda de facticidad y legitimidad que los usuarios intentan proyectar en sus interacciones, incluyendo silencios y aparentes ausencias que también son identificadas. La autora aborda la realidad online desde la perspectiva de un investigador participante, proponiendo una etnografía adaptada a las particularidades de Internet. Con un escepticismo fundamentado, presenta herramientas y evidencia para un análisis profundo de Internet como un fenómeno social construido y dotado de sentido por sus usuarios. Se enfoca en cómo estos conciben y utilizan las nuevas tecnologías, gestionan la autenticidad y la legitimidad, y navegan las fronteras entre lo offline y lo online. Se describe Internet tanto como una cultura como un artefacto cultural, confrontando la perspectiva etnográfica con otros modelos de análisis del lenguaje, como la ciberpragmática (Yus, 2014), la literacidad crítica y las identidades (Cassany, 2023), el análisis del discurso (Van Dijk, 2022). Subraya la importancia de la experiencia y la participación en estos estudios.

Explora la opción metodológica de “Etnografía virtual” en disciplinas como la antropología, la filología, la historia, la política y la educación; redefine conceptos como espacio, tiempo e interacción lingüística en la realidad online, proponiendo un nuevo objeto de estudio caracterizado por flujos y conexiones interculturales en lugar de localizaciones fijas. Para ilustrar su enfoque, analiza el caso de Louise Woodward, una niñera inglesa acusada de asesinato en Boston. Este caso generó múltiples páginas weblog y grupos de noticias que Hine explora como participante activa, demostrando cómo realizar estudios etnográficos en la red e integrando criterios globales a partir de realidades locales. Examina cómo los usos, intenciones y significados asignados por los usuarios a cada espacio online pueden influir en la toma de decisiones judiciales. De esta manera profundiza en la percepción de la tecnología y la polisemia de su uso, describiendo esto desde una perspectiva similar a la semiósfera de Lotman (2000). Concluye que nociones como espacio y tiempo, aunque adquieren nuevas dimensiones en línea, siguen profundamente arraigadas en la vida “virtual”, influyendo en la reconfiguración de identidades y en los procesos de decisión política y jurídica.

Es importante recordar que el índice de trata de menores y pedofilia en Latinoamérica es de los más altos del mundo, y la cantidad de desapariciones está directamente relacionada con estos clics inconscientes e irresponsables. Esto refleja cómo lo “virtual” se ha insertado como un chip en la realidad cotidiana, incluso en países con baja conectividad, que paradójicamente son los más expuestos debido a la falta de alfabetización digital y comprensión lectora, es urgente la literacidad crítica en la población en general.

Los códigos penales en Bolivia necesitan actualizar sus marcos de prevención y acción en relación con el crimen digital, secuestros, estupros, y otros delitos. Asimismo, los códigos de protección de niños, niñas y adolescentes requieren revisiones, con un enfoque interdisciplinario, no solo de abogados, sino y sobre todo de expertos en ciberseguridad, trabajadores sociales, psicólogos, médicos, filólogos, sociólogos. El mundo actual es más peligroso que muchos mitos griegos de violencia y terror, leyendas urbanas y narraciones orales de diversos pueblos, que fueron creadas para advertir a la niñez sobre peligros, ya no son suficientes.

Hoy en día, es crucial renovar los marcos institucionales en materia de crimen digital y derechos humanos para contar con recursos que permitan actuar y proteger vidas. Para fomentar un debate necesario sobre comunicación, educación y derechos, recomiendo otras lecturas clave. Por ejemplo, la maestra en biblioteconomía y documentación Yolanda Martin, en su libro “Fuentes de información para el estudio de la Criminología; Búsqueda, recuperación y gestión de recursos digitales”, ofrece una gran cantidad de datos para adentrarnos en estos temas. Del mismo modo, Susan W. Brenner, experta en la intersección del derecho penal y la ciberseguridad, ha publicado ampliamente sobre ciberdelitos, siendo su obra “Ciberdelito: Amenazas Criminales desde el Ciberespacio”. una referencia indispensable para nosotros como ciudadanos del siglo XXI

Tags