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11 de septiembre de 2024, 4:00 AM
11 de septiembre de 2024, 4:00 AM

La Central Obrera Boliviana ha instalado una vigilia en plena plaza Murillo de La Paz, con el objetivo de presionar a la Asamblea Legislativa Plurinacional para que apruebe los créditos que están pendientes. Según el máximo dirigente de esta organización, Juan Carlos Huarachi, no se moverán y mañana tendrán un ampliado para definir nuevas acciones con similar objetivo. Se trata de que la calle (organizaciones sociales) presione a los poderes políticos. En este caso, el principal interesado en que se dé luz verde a los préstamos es el presidente Luis Arce y su Gobierno. Por las características de la movilización, el favor del poder es evidente.​

La marcha de la COB llegó hasta la plaza Murillo. Los anillos de seguridad fueron levantados. Hay que recordar que nadie que proteste contra el Gobierno tiene ese privilegio y que hasta personas con capacidades diferentes han sido gasificadas en el afán de hacer llegar sus reclamos al presidente, sea Evo Morales o Luis Arce. La segunda señal de favorecimiento es que la vigilia cuenta con varios baños químicos y basureros, al servicio de quienes se concentran en la plaza Murillo. También hay denuncias de que la marcha fue reforzada por funcionarios públicos, aunque este extremo no ha sido comprobado.

Antes de la marcha, el máximo dirigente cobista habló de tomar la Asamblea Legislativa y hasta cerrarla, lo cual es absolutamente antidemocrático y debería ser sancionado. Y es por eso que cabe preguntar: ¿Quién amenaza la democracia? Puede haber cuestionamientos a la actitud de legisladores de oposición de no aprobar los créditos internacionales, pero no es aceptable que se recurra a medidas de fuerza para obligar a dar luz verde a estas normas.

Los legisladores del MAS evista anunciaron que no sesionarán bajo presión, mientras que los de Comunidad Ciudadana afirman que no aprobarán créditos en esas circunstancias. En contraste, empresarios industriales y varios municipios demandan que se dé luz verde a esos préstamos para viabilizar proyectos. Y es evidente que el Gobierno nacional está afligido por contar con esos recursos en momentos en que la crisis económica se hace más agobiante.

En junio pasado, la plaza Murillo fue epicentro de un asalto militar. El excomandante del Ejército, Juan José Zúñiga, lideró la acción. Ese fue un intento de vulnerar la democracia. Ahora, en septiembre, vemos que también se pretende forzar al Legislativo a actuar en función de los intereses del Ejecutivo, después de que se usaron muchos recursos, legales y leguleyos, para disminuir el poder real de diputados y senadores.

Los hechos demuestran que el Movimiento Al Socialismo no sabe manejarse en la democracia de mayorías y minorías, que si no tiene el poder total no entiende otro método que la fuerza para imponer su voluntad.

Es de esperar que no se aliente esta forma de llevar adelante la convivencia entre bolivianos. No hay que olvidar que desde los campesinos de La Paz anuncian marcha y movilizaciones contra el Gobierno desde la siguiente semana. Alentar la confrontación, desde cualquiera de los dos lados, solo llevará a Bolivia a mayor incertidumbre.

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