El 24% de los cargos de dirección y alta gerencia en bancos, entidades financieras de vivienda, cooperativas e instituciones financieras de desarrollo es ocupado por mujeres, frente a un 76% de los hombres

11 de octubre de 2022, 4:00 AM
11 de octubre de 2022, 4:00 AM


La equidad de género aún es una tarea pendiente del sistema financiero. Aunque hubo avances en los últimos años, la todavía reducida participación de la mujer en los puestos de decisión repercute en una menor cantidad de productos y servicios inclusivos en el mercado nacional.

Un informe de ONU Mujeres revela que “la escasa y casi nula participación femenina en cargos directivos y gerenciales en las entidades financieras” es una de las barreras identificadas por las mujeres para acceder al crédito.

El año pasado, solo el 24% de los cargos de dirección y alta gerencia en bancos, entidades financieras de vivienda (EFV), cooperativas de ahorro y crédito e instituciones financiera de desarrollo (IFD) era ocupado por mujeres, frente a un 76% en manos de los hombres. En las directivas, únicamente el 16% estaba a cargo de mujeres y hay “algunas instituciones” en las que las mujeres no ocupan ningún cargo directivo”, indica el informe.

“Hay organizaciones” en el sistema financiero “que tienen programas de género muy lindos, que han capacitado mejor a su personal para atender mejor a las mujeres, pero no encuentras mujeres o tienen muy pocas en sus puestos de decisión, en directorios, gerencias o asambleas”, cuenta Cecilia Campero, representante país de Pro Mujer Bolivia, una empresa social que tiene mayoría femenina no solo en su personal (63%), sino en su asamblea (60%), nivel gerencial (54%) y clientela (73%).

Hay también entidades, agrega, que se presentan como instituciones que buscan la equidad de género solo porque la mitad de su personal es femenino. 

No obstante, “hubo cambios en los últimos años”, añade la ejecutiva de la financiera, que informó que a 2017 el 18% de los puestos jerárquicos en bancos, IFD y EFV estaba a cargo de mujeres.

Ceyla Pazarbasioglu, vicepresidenta de Crecimiento Equitativo, Finanzas e Instituciones del Grupo Banco Mundial, considera que si las mujeres no están involucradas en el diseño de los productos financieros o en la prestación de servicios, es posible que las necesidades y preferencias de la clientela femenina se reflejen en menor grado en el mercado. “Esto contribuye a que tengan menos acceso a productos y servicios, y que los proveedores financieros tengan menos éxito en el desarrollo de las empresas”.
Los datos corroboran esta afirmación. A 2020, los créditos para hombres en Bolivia alcanzaron los Bs 12.925 millones, mientras que los préstamos para las mujeres se situaron en 6.852 millones.

ONU Mujeres coincide en que “la falta de mujeres en puestos de decisión puede llevar a que no estén representadas en las visiones, necesidades y experiencias de la mitad de la población”.

“Es bien importante que las mujeres participen en temas de decisión para generar más y mejores productos acordes a la actividad económica de las mujeres”, sostiene la presidenta del directorio de Banco FIE, Ximena Behoteguy, la primera boliviana en ocupar un cargo así dentro del mundo financiero boliviano.

“Si en una gerencia de creación de productos o de marketing no hay mujeres que entiendan los ciclos de negocios de las mujeres, qué significa ser vendedora, tener una peluquería, manejar un restaurante o producir papa en el campo, es posible que (las entidades financieras) nos encasillemos en productos muy estandarizados que no entiendan esas necesidades”, explica.

Un ejemplo de ello lo vivió Brigitte Maldonado, gerente general en Nutrimentos Maybo, quien tuvo tres experiencias para el olvido al momento de buscar préstamos en diferentes entidades financieras. Ella contó que la tuvieron en espera por más de tres meses pese a cumplir con todos los requisitos para el financiamiento y que a último momento salían con pedidos inesperados, como la exigencia de una garantía hipotecaria adicional con la firma del esposo.

Por ello, piensa que “puede ser que un varón tenga más oportunidades de acceder a estos créditos”.

Campero lo tiene claro. “Creo que hay más oportunidades para las mujeres cuando hay mujeres en puestos de decisión”, afirma.
Para la Asociación de Bancos Privados de Bolivia (Asoban), el acceso al crédito para la mujer ha mejorado en el sector bancario.

Reporta, inclusive, avances en la inclusión de la mujer en posiciones de liderazgo en la banca, que impactan positivamente en el desempeño, la equidad y la disminución de brechas. No obstante, “aún se enfrentan desafíos vinculados principalmente con la igualdad de oportunidades (...). A nivel ejecutivo, la participación de la mujer es significativamente menor”, admite la institución.

Hasta el primer trimestre de esta gestión, el 46% del personal de la banca asociada era femenino (9.800 mujeres) y 500 mujeres tenían mandos jerárquicos, entre subgerentes y gerentes, jefas y directoras. “La banca en Bolivia ha apostado por incluir servicios para públicos específicos y esto se evidencia en la cantidad de mujeres que acceden a servicios financieros como clientes de créditos”, destaca la asociación. 

Pero las necesidades de la mujer no se limitan al acceso al crédito. Campero y Behoteguy coinciden en que también es necesario volcar los esfuerzos al trabajo interseccional, al desarrollo del liderazgo, a servicios con salud y educación, a la búsqueda de una mayor corresponsabilidad en el hogar y a transformar el pensamiento social para que hombres y mujeres avancen en igualdad de condiciones. “Que no solo nos vean como amas de casa, madres o hermanas, sino como empresarias y profesionales talentosas”, sostiene Bohoteguy.

Y estas políticas y estrategias son posibles en Bolivia, como lo ha demostrado el trabajo premiado de Banco FIE y Pro Mujer, entre otras entidades. “Es importante inspirar para que más empresas puedan adoptar este tipo de políticas”, concluye Behoteguy.